El mes de enero, para cualquier docente, significa descanso, horarios flexibles, tiempo para la familia y, para quien pueda, viajes. Pero un grupo de ellos eligieron renunciar a sus vacaciones para darles clases a jóvenes de zonas vulnerables del interior del país. Son chicos que no tuvieron acceso a una educación secundaria de calidad, lo que los puede hacer fracasar en sus intentos de seguir una carrera universitaria. Son chicos de bajos recursos que gracias a una beca sostienen el sueño de estudiar en la facultad.