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Fue apenas un instante, pero lo resumió todo. Unos minutos después de ponerle fin a sus primeras, y frenéticas, 24 horas en Paris, Lionel Messi se puso a jugar con sus hijos en el césped del Parque de los Príncipes. El sitio que de ahora en adelante será su nuevo hogar deportivo.
No fue casualidad. Es en su familia donde se cobija el crack rosarino. En su esposa, Antonela Roccuzzo, y en sus tres hijos: Thiago, Mateo y Ciro. Ellos son su sostén. Su constante cable a tierra.
“Se cierra una etapa maravillosa, pero se abre un nuevo capítulo lleno de oportunidades!️ Todos los cambios son dificiles al principio, pero juntos vamos a seguir escribiendo nuestra historia. Te amamos @leomessi y con vos en todas”, escribió en su cuenta de Instagram Antonela, uno de los sostenes de la familia Messi.
En una breve entrevista con el canal oficial de PSG, Messi compartió sus sensaciones: “Es una locura todo lo que se está viviendo en la ciudad. En el aeropuerto, en las calles, en el hotel. Ver tanta gente.... Están en todos lados. Estoy muy feliz. Creo que el club creció muchísimo en los últimos años. Intenta tener a los mejores del mundo y lo consiguió. Está siempre peleando por la Champions y es un equipo potente. Tengo muchos amigos en el equipo. Es importante para mí saber que están ellos para la adaptación. Fue más fácil decidir. Espero que podamos vivir cosas inolvidables juntos”.
Luego, en charla con ESPN, habló de su familia y sus primeros pasos en Francia. “Después de que pase todo esto, mi familia volverá a Barcelona para acomodar todo hasta que empiecen los nenes en el colegio. Hablé con Fideo (Di María), con Lea (Paredes) y con Ney sobre las posibilidades de donde podemos vivir o mandar al colegio a los nenes. No sé cuándo voy a jugar, hace un mes que no lo hago. Necesito entrenarme”, comentó.
Desde que el domingo confirmó su salida de Barcelona con lágrimas en los ojos y casi sin poder hablar en la conferencia de prensa, la vida de Lionel Messi tuvo tres días a un ritmo frenético, infrecuente para su forma de ser. Y aunque no está habituado a tanto trajin, la Pulga lo manejó con tranquilidad. Con frases claras a la hora de hacer declaraciones en su nuevo equipo y en cada mano a mano con los medios de todo el mundo que se acercaron a Paris.
Por eso, apenas concluyeron las obligaciones laborales, Messi sintió la necesidad de reconectar con los suyos. Se abrazó con Antonela y se puso a jugar con Thiago, Mateo y Ciro. Con una pelota, claro.
LA NACION