Fama, aristocracia y escándalos: la excéntrica vida de los gemelos Bogdanoff, unidos hasta el final
Miembros de la socialité francesa, fueron divulgadores científicos, estrellas de televisión y cultores de la vida saludable; acusados de antivacunas, murieron con una semana de diferencia
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El mundo de las celebridades en Francia sigue conmocionado por la muerte de los hermanos Grichka e Igor Bogdanoff, miembros de la socialité y cultores de una vida extravagante llena de controversias científicas, acusaciones de plagio, denuncias judiciales y misterios.
Inseparables en la vida, ambos eligieron no vacunarse contra el coronavirus y fallecieron con una semana de diferencia a causa del Síndrome Agudo Respiratorio Severo (SARS-Cov-2), luego de una breve internación en el hospital Georges-Pompidou de París. Habían nacido el 29 de agosto de 1949 en Saint-Lary. Tenían 72 años.
Tanto por sus excéntricas maneras de actuar como por su forma de vestir, pero sobre todo por la particularidad de sus rostros, los gemelos Bogdanoff parecían un par de marcianos. Y esto es lo que ellos realmente querían parecer: se llamaban a sí mismos “extraterrestres” o “alienígenas” donde sea que fueran. Una identidad que los acompañó hasta el final de sus días.
Gemelos Bogdanoff: “extraterrestres” y “científicos”
La desaparición física de los gemelos levantó revuelo en Francia en torno a la polémica sobre los antivacunas. Allegados a los Bogdanoff afirmaron que ellos no estaban en contra de las inoculaciones contra el Covid, pero preferían esperar a la culminación de los ensayos clínicos. Luc Ferry, exministro de Educación de Francia y amigo de los hermanos, aseguró al diario Le Parisien que no estaban vacunados.
Se trató de “una decisión personal”, confirmó Amélie de Bourbon-Parme, la monárquica exesposa de Igor, quien tuvo seis hijos luego de tres matrimonios y murió el 3 de enero de este año. Su hermano Grichka, que falleció el 28 de diciembre después de varios días de hospitalización, en cambio nunca se casó ni se le conoce descendencia.
Ambos se habían hecho famosos en 1979 cuando condujeron el programa de televisión Temps X en el canal TF1, un semanario futurista donde se hablaba de ciencia, astronomía, ovnis e inteligencia artificial, que continuó en la pantalla francesa ininterrumpidamente hasta 1987, cuando se privatizó la señal por donde se emitía.
El éxito de audiencia les trajo también una lluvia de críticas por parte de la comunidad científica, y los hermanos -cuyo rostro nos recuerda al de nuestra celebridad vernácula Ricardo Fort- se refugiaron en el estudio y en la actividad académica.
De esta manera, la Universidad de Borgoña les brindó la cobertura necesaria para que sus afirmaciones sean tenidas en cuenta: Igor se doctoró en Física en 2002 y Grichka en Matemáticas en 1999. Así, los gemelos lograron nombrarse a sí mismos, además de “alienígenas”, también como “científicos”.
De acuerdo con la historia que los mismos Bogdanoff se ocuparon de divulgar, sus orígenes de nobleza se remontan al siglo XIII en la región de Bohemia.
Descendientes de una familia musulmana tártara, su madre fue la condesa austríaca María Maya Kolowrat-Krakowska y su padre el pintor ruso Yuri Mikhailovich Ostasenko-Bogdanov, ambos convertidos al cristianismo ortodoxo.
“Ellos eran muy diferentes, no olvidemos de decirlo”, afirmó el filósofo Raphaël Enthoven al canal francés BFMTV. “Cuando los miramos un poco, no tenían el mismo rostro. Nunca tuvieron el mismo rostro. Eran muy diferentes pero formaban un solo espíritu”, agregó.
Su amigo y coleccionista de arte Pierre-Jean Chalençon sostuvo al mismo medio que los gemelos manifestaron sus reservas sobre las vacunas anticovid con tecnología de ARNm, pero que de ninguna manera eran antivacunas.
“Contrajeron el virus entre finales de noviembre y principios de diciembre. Pensaron que era una gripe. Se quedaron aislados en casa, pero no se cuidaron. Se cuidaron un poco tarde”, dijo Chalençon y añadió que ambos eran “muy atléticos” y se creían “inmunes” al Covid gracias a su “extraordinaria higiene de vida”.
“Comían semillas, no bebían alcohol. Además, por eso, cuando los invitábamos a comer, solían llegar después de la cena para no caer en la tentación”, explicó. “No eran absolutamente antivacunas. Varios de sus amigos les dijeron que se vacunen. Pero por su estilo de vida, y su ausencia de comorbilidades, creían que no eran el objetivo del Covid”, finalizó.
El misterio detrás de sus rostros
Grichka e Igor se hacían llamar “extraterrestres” y, a juzgar por su apariencia, la caracterización les cabía como anillo al dedo. “Afirmamos tener una boca alienígena”, solían decir, aunque jamás admitieron haberse realizado cirugía estética alguna.
“Lo digo solemnemente, nunca nos hemos sometido a una cirugía estética. Somos, Igor y yo, experimentadores. En el experimento, hay un cierto número de pequeños protocolos. Estas no son operaciones, sino que son varios protocolos, que no podemos nombrarlos así”, dijo Grichka el año pasado al ciclo Télé Loisirs.
En cambio, hacían gala de su inteligencia superior: “A los 11 años pasamos unas pruebas que nos enseñaron que formamos parte del 0,01% de la población con un cociente intelectual superior a 190″, reveló Grichka, después de sacar a relucir su doctorado.
Cuando los gemelos publicaron el libro de divulgación Dios y la ciencia (1991), fueron acusados de plagio por la astrofísica estadounidense Trinh Xuan Thuan y, diez años después, luego de lanzar una serie de artículos de divulgación en revistas científicas de física y matemática como Annals of Physics y Classical and Quantum Gravity, la controversia sobre la veracidad de sus postulados escaló a niveles dramáticos.
El físico alemán Max Niedermaier los acusó de practicar la pseudociencia y el Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS), el organismo francés más importante en temas científicos, consideró que las publicaciones de los Bogdanoff incurrían en contradicciones y confusiones manifiestas.
Desde entonces, los gemelos morigeraron sus apariciones públicas y se refugiaron en el selecto grupo de la plutocracia francesa. Igor se dedicó a la familia, numerosa por cierto. Con Genevieve Grad, su primera esposa, tuvo un hijo; luego contrajo matrimonio con la condesa Ludmilla d’Oultremont, con quien tuvo tres hijos, y luego hizo lo propio con una descendiente directa del rey Carlos V: Amelia de Borbón-Parma, hija de Miguel de Borbón-Parma, con quien tuvo sus últimos dos hijos.
El último gran escándalo de los Bogdanoff fue en 2018, cuando fueron imputados por “fraude a persona vulnerable”. De acuerdo con la justicia francesa, eran sospechosos de haberse aprovechado de la vulnerabilidad y generosidad económica de un millonario de 54 años, quien se suicidó ese año, tras haber sido supuestamente extorsionado por uno de los hermanos.
El juicio se iba a llevar a cabo en el Tribunal Penal de París el próximo 20 de enero de 2022, pero por razones obvias ha quedado nulo.
A los inseparables gemelos Bogdanoff ni la cárcel ni la muerte los ha podido separar.
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