Estuvo en Rebelde Way y Floricienta, pero pegó el volantazo y cambió su vida: “Elegí la estabilidad”
Diego Child trabajó en televisión, llenó estadios y firmó autógrafos, pero decidió seguir otro camino: vendió inodoros, tuvo un restaurante y encontró su lugar en la hotelería
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Muchos saben que hacer carrera en el mundo del espectáculo no es tarea fácil. Es un escenario incierto en el cual un día estás en la cresta de la ola, recibís ofertas y los fans te paran en la calle para pedirte un autógrafo y al otro, el teléfono deja de sonar. En conclusión, si bien es un gran ambiente, también pude ser muy hostil. Por ese motivo, muchos que lo experimentaron tomaron la decisión de buscar otro camino, afrontar nuevos desafíos y hacer arte desde otro lugar. Este fue el caso de Diego Child, quién integró los elencos de Rebelde Way y Floricienta, pero decidió darle un giro a su vida y desarrollarse en otro rubro, el de la hotelería y las ventas. En diálogo con LA NACION contó por qué se alejó de las cámaras y cómo reversionó su faceta de actor.
Diego Child empezó su carrera como actor casi de casualidad. Desde pequeño fue consciente de su interés por el arte y, a los 20, mientras hacía el musical Rent con amigos, le llegó una oportunidad que literalmente le cambió la vida. En una de las funciones estuvo entre el público el equipo de Cris Morena, quien en ese momento buscaba jóvenes que pudieran actuar, bailar y cantar y que, además, aparentaran de entre 15 y 17 años. Él fue uno de los elegidos y consiguió el papel de Diego Urcola en Rebelde Way, uno de los éxitos televisivos que marcó a toda una generación.
“Siempre fue un sueño, pero nunca antes había pensado hacerlo de manera profesional y mucho menos de tener ese nivel de exposición. Todo fue muy repentino porque no hubo una evolución de una carrera donde vas subiendo, sino que de repente te encontras en un producto que es mega popular, sobre todo en la juventud, que son los que más hacen notar ese fanatismo”, le dijo Diego a LA NACION.
Rebelde Way se emitió entre 2002 y 2003 y cosechó fanáticos en todo el mundo. Sus protagonistas llenaron estadios, hicieron giras por el mundo y se convirtieron en verdaderos ídolos, sobre todo del público adolescente. Si bien pasaron 20 años desde su estreno, Child aseguró que sigue en contacto con varios de sus compañeros, entre ellos Benjamín Rojas, Coco Maggio, Micaela Vázquez, Felipe Colombo y Muni Seligmann e incluso comentó que tienen un grupo de WhatsApp.
Tras el éxito de la telenovela, Diego recibió una nueva oferta de la productora de Cris Morena para interpretar a Facha en Floricienta, uno de los miembros de la banda que lideraba el personaje de Florencia Bertotti. Una vez más volvieron las temporadas de invierno en el teatro y las giras mundiales. Posteriormente, formó parte del equipo de producción de Alma Pirata y Chiquititas, hasta que volvió a la actuación en Son de Fierro, telenovela que protagonizaron Osvaldo Laport, María Valenzuela, Mariano Martínez y Vanesa González.
El fenómeno Cris Morena
Pero, no todo lo que brilla es oro y la televisión tiene esa doble cara en la que un día estás y al otro no, y eso genera que varios artistas se vean en la obligación de replantear su futuro. “A comienzos de 2007 nos fuimos de gira con Floricienta a México. Cuando volvimos, nos enteramos, con Mica Vázquez, que la historia de los jóvenes que había en Son de fierro no iba más”, contó. En otras palabras, esto significaba que se quedaban sin trabajo.
Ante la noticia, Diego decidió parar un poco y pensar cuál sería su próximo paso. Durante ese período empezó a desarrollarse por fuera del mundo del espectáculo. Vendió inodoros y canillas mientras ponía todas las cartas sobre la mesa y pensaba en el futuro. “Siempre proyecté tener una familia y una vida ‘normal’ y no me veía compatibilizándolo con la exposición que tienen los artistas y sobre todo con la incertidumbre que me generó el venir trabajando súper bién y que de repente en seis meses nadie se acuerda de vos”, indicó.
Asimismo, reconoció que como no existían las redes sociales era más difícil mantener la vigencia de los artistas. A su vez, el miedo de saber que un día tenes trabajo y al otro puede que no, más la incertidumbre económica y el gran sacrificio que demanda el medio, hicieron que Diego cambiara sus prioridades.
Si bien estaba muy cómodo en su nuevo trabajo y feliz con la empresa que el mismo ayudó a armar, un día recibió un llamado telefónico que dio vuelta sus planes. La productora de Cris Morena buscaba actores que hablaran perfecto inglés. Child quedó seleccionado para la serie Jake y Blake donde volvió a compartir elenco con Benjamín Rojas, eso significó volver a abrir una puerta, la cual pensó que ya estaba cerrada.
Sin embargo, no tenía intenciones de descuidar su trabajo en la empresa, por lo que buscó una manera de balancear las cosas. “Hablé con el dueño, que para esa altura ya éramos socios, e hicimos un arreglo en el que los días que grababa, no trabajaba ni cobraba”, explicó.
Cambio de rumbo
Diego se tomó el proyecto como una suerte de despedida porque sabía que en su balanza pesaba más la estabilidad y el deseo de algún día formar una familia. En 2009 abrió una parrilla en Tigre con sus amigos, en la cual estuvo por tres años, hasta que los números dejaron de cerrar y decidió buscar un nuevo trabajo. En 2012 consiguió un puesto en un hotel de Nordelta, lo que marcó su comienzo en el rubro de la hotelería y el turismo, pero no precisamente en la capital de Argentina.
“Con mi esposa estábamos bastante cansados de Buenos Aires, de su ritmo, agresividad y distancias. Nos mudamos a Tucumán, lo cual fue increíble e incuso es ahí donde queremos retirarnos”, contó entre risas, pero muy en serio. Allí también continuó en la hotelería, siempre en el área de ventas, donde encontró una forma distinta de hacer arte.
“En eso del trato con el cliente, uno quizás mantiene esa beta de actor, donde tener que ir adaptándote y tratar de empatizar lo más rápido posible con la otra persona para venderle. A mí me encanta y me parece que lo más similar que tengo a mi vida ‘artista’ es juntarme con el cliente”, reconoció.
Tras una gratificante experiencia en Tucumán, Diego, su esposa y sus dos hijos Benja y Cande, se mudaron a Chile, donde residen actualmente. Durante cuatro años siguió en la hotelería, y, en los últimos meses, decidió probar suerte en un centro de ventas y convenciones.
El mejor papel
A diferencia de muchos de sus excompañeros, Diego tomó la decisión de vivir lejos de las cámaras y sobre todo de las redes sociales, donde, cada tanto, rememora sus tiempos de actor con fotos del backstage de Floricienta o Rebelde Way. Sin embargo, es inevitable pensar en qué podría suceder si en un futuro próximo Cris Morena levanta el teléfono y marca su número.
“Participación no tengo ningún problema, pero estar en un elenco estable no, y lo digo con todo el dolor del mundo. El camino que elegí fue el de la estabilidad. Si bien soy un apasionado y amo a Cris Morena y trabajaría con ella en lo que sea, también debo entender que hay un equipo conmigo y ya no puedo pensar solo en mí”, aseguró. Sin embargo, no descarta la posibilidad de volver en un futuro, cuando esté instalado en Tucumán y pueda hacer papeles de hombre mayor.
A los 40 años y después de atravesar por varias etapas y experiencias, Diego reflexionó sobre cómo cambió su vida en las últimas dos décadas, aunque la constante es que siempre tuvo los pies sobre la tierra. Hoy se aleja del “que podría haber sido...” y elige lo que es. “Yo venía de que me invitaran a comer, de ir gratis a los boliches, regalos, fotos, autógrafos y estadios para 60.000 personas y terminé vendiendo inodoros. Pero eso no me afectó en absoluto, ni el ego ni nada”, dijo con seguridad.
Por último, volvió a poner las cosas en la balanza y sus prioridades se mantuvieron más claras que nunca: “Si alguien me firma, que voy a seguir 30 años laburando como artista y que voy a poder mantener la calidad y estructura de vida, que tengo hoy, digo ‘obvio, ¿dónde firmo?’ Pero, nadie lo va a hacer, así que refiero verla pasar y disfrutar de mi familia, que amo profundamente”.
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