Guido Kaczka recibió un increíble regalo en Bienvenidos a bordo que le provocó un ataque de risa
Una participante del juego de los jubilados sorprendió al conductor mostrándole uno de sus dones especiales y él reaccionó de una manera impensada
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Guido Kaczka, con sus juegos, le brinda muchos regalos a la gente. Quienes ganan alguno de los desafíos pueden irse con una heladera, un lavarropas, un aire acondicionado o grandes premios en efectivo. Pero, de vez en cuando, las posiciones se invierten y es él quien recibe algo de los participantes. En la edición del jueves, una concursante decidió darle un regalo especial antes de abandonar el programa.
María Isabel Alsogaray se paró frente a las cámaras con una sonrisa de oreja a oreja dispuesta a ganarse un electrodoméstico. Sin embargo, como suele suceder en el desafío de los jubilados, los participantes se distraen charlando con Guido antes de dar comienzo al divertido juego de cartas. Después de saludarse, la conversación comenzó a fluir e inevitablemente terminó llegando a la típica pregunta del conductor: “¿De qué te jubilaste?”.
La mujer reveló que durante muchos años se había desempeñado como masajista terapéutica y que, por ese mismo motivo, se consideraba una persona muy tranquila. Explicó que para poder ayudar a otros a que liberen tensiones, ella debe estar lo suficientemente relajada y así transmitirle esa energía a los clientes. Totalmente apasionada por su trabajo, llegó a expresar que era una necesidad física y que todo el mundo debería recibir este servicio profesionalmente al menos una vez en la vida.
En ese momento, Guido no pudo contenerse y admitió que no le gustaban los masajes. Manifestó que nunca había podido disfrutar de uno ya que se ponía aún más tenso y que, incluso, no podía controlar los ataques de risa que le generaban que le tocaran los pies. Sorprendida por tan fuerte declaración, Isabel le aseguró que eso le pasaba porque nunca se atendió con ella.
Él continuó narrando que estaba tensionado y que seguramente le vendría bien hacerlo. “Tengo más nudos en la espalda, parezco un velero”, dijo, risueñamente. Sin dudar ni un segundo, la concursante puso manos a la obra y se dispuso a masajear a su interlocutor quien no pudo evitar emitir un coro de “uy” y “ay” cada vez que la mujer lo apretaba.
“La pucha, haces fuerte vos”, comentó sorprendido mientras Isabel seguía avocada a su tarea de descontracturarlo en el menor tiempo posible. Le recorrió toda la espalda con las manos, le frotó los brazos y continuó presionándole la cabeza. Con la sorpresa aumentando minuto a minuto, Guido declaró: “Me recorre todo un escalofrío”.
Así continuaron por unos segundos hasta que el mismo conductor se acostó encima de la mesa, invitando a la participante a que terminara lo que tan amablemente había empezado. Si fue un chiste o lo dijo en serio, de nada importó, porque la exmasajista siguió amasando cada uno de sus músculos. Mitad por la relajación y mitad por lo inesperado de la situación, a Guido lo invadió un ataque de risa que por poco no le permite ponerse de pie.
Ya habiendo admitido que se equivocó en decir que no le gustaban los masajes, el conductor terminó su encuentro asegurando que le había cambiado el humor y agradeciéndole profusamente a Isabel por brindarle sus servicios.
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