La serpiente: una de las protagonistas de la historia real se quejó por la serie de Netflix
Se trata de Angela, la esposa del diplomático Knippenberg, quien sostuvo que “nunca fue una esposa obediente” como fue retratada en la ficción
La historia del asesino Charles Sobhraj y su pareja Marie-Andrée Leclerc ya se contó muchas veces, pero en la pantalla nunca se habían abordado las proezas de Herman Knippenberg -el diplomático que logró que el homicida fuese atrapado- y de Angela, su esposa. Finalmente, ya tienen su serie llamada La serpiente, que se convirtió en una de las más populares de Netflix. Ahora, la Angela de la vida real, que en la ficción es interpretada por la actriz Ellie Bamber, salió cuestionar cómo está representado su personaje.
La diplomática declaró en una entrevista con el diario británico The Mirror que ella nunca fue una mujer sumisa ni un personaje secundario. “Nunca fui la esposa obediente de un diplomático. Me hubiese gustado que ciertas cosas fueran distintas y se los dije [a los productores de la serie] antes del estreno, pero ya está. Ellos pueden tomarse ciertas libertades y no puedo hacer nada al respecto”, expresó, y luego agregó: “Herman y yo en verdad fuimos compañeros en todo esto. Un matrimonio es una buena historia. Y eso también es real. Pero no fue como lo que ellos escribieron”.
Knippenberg fue enviado a Tailandia a comienzos de los años 70 como tercer secretario en la embajada holandesa. Allí decidió comenzar una investigación cuando descubrió que sus compatriotas Henk Bintanja y Cornelia Hemker llevaban meses sin contactar con sus familias. “Eran ciudadanos holandeses y los padres tenían todo el derecho a pensar que podíamos ayudar. Había viajado cuando tenía 20 años y sabía que personas como Henk y Cornelia mantendrían el contacto”, contó el diplomático al Daily Mail.
Este hombre, que se negaba a portar un arma, logró dar con los asesinos leyendo diarios, haciendo llamadas y completando informes. Cuando la policía tailandesa quiso deshacerse de los cadáveres de las víctimas, fue él quien logró hacerse con una muestra de la dentadura y, a través de un dentista holandés, comprobar sus identidades.
Después de dejar Tailandia en 1977, Knippenberg se desempeñó como diplomático hasta que se jubiló en 2003. Actualmente, con 76 años, vive en Wellington, Nueva Zelanda, con su segunda esposa, Vanessa.
Angela, por su parte, tras divorciarse de Herman en 1989, fue Secretaria General Adjunta de Gestión en las Naciones Unidas, entre otros roles, hasta su jubilación en 2015. Tiene 76 años y adoptó el apellido Kane luego de casarse con su segundo esposo, oriundo de Estados Unidos.
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