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El hígado graso no alcohólico, conocido científicamente como enfermedad hepática grasa no alcohólica (EHGNA), se ha convertido en la causa más frecuente de enfermedades hepáticas crónicas tanto en niños como en adultos, explica el Centro de Nutrición Júlia Farré.
Una de las principales causas de este padecimiento es el sedentarismo, así como el sobrepeso, la obesidad, el colesterol alto, la hipertensión y la diabetes. Por ello, los especialistas recomiendan seguir una dieta balanceada acompañada de actividad física.
El tratamiento del hígado graso implica cambios en la alimentación, así como en el estilo de vida, ya que debe incluir alimentos como verdura, hortalizas, frutas frescas, legumbres, cereales integrales, proteínas magras, grasas saludables y lácteos descremados, entre otros.
Además, deben reducir el azúcar, los ultraprocesados y el consumo de alcohol. Asimismo, es importante mantener las porciones en cantidades moderadas para evitar el exceso de calorías.

La Enfermedad Hepática Grasa No Alcohólica ocurre cuando más del 5 por ciento de las células del hígado han acumulado ácidos grasos y triglicéridos hasta el punto de no poder eliminarlos, según el sitio mencionado anteriormente.
La acumulación de grasa en el hígado suele ser consecuencia de una dieta poco saludable y de la falta de ejercicio físico.
La gran mayoría de las personas no saben que tienen esta enfermedad, ya que suelen ser asintomáticas. Sin embargo, algunos de los síntomas más comunes son el cansancio, el malestar general o el dolor en la parte superior derecha del abdomen.
De acuerdo con el Centro de Nutrición Júlia Farré, el tratamiento más eficaz para esta enfermedad consiste en un cambio de hábitos, incluyendo una dieta saludable y una rutina regular de ejercicio.
Para mantenerlo bajo control, es importante acudir siempre a revisiones médicas y evitar la automedicación, para así no empeorar los síntomas.
“No se trata de abandonar la ingesta de grasa, sino de controlar la cantidad de energía que se ingiere y a través de qué alimentos proviene”, afirma Cristina González, nutricionista del Centro de Nutrición Júlia Farré.
Una de las dietas más recomendadas para tratar el hígado graso es la dieta mediterránea, que se caracteriza por el consumo predominante de alimentos de origen vegetal, como frutas y verduras.
Café con leche descremada; una tostada de pan integral con queso fresco, tomate y aceite de oliva virgen extra.
Endivias con granada, salmón al vapor con boniato asado.
Un yogur natural sin azúcar, acompañado de seis nueces.




