Increíble: un niño quedó atrapado dentro de una máquina de peluches
De manera silenciosa, Samuel ingresó al juego, generando un verdadero revuelo en un centro comercial de Río de Janeiro
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Todas las personas atesoran una insólita, peligrosa o divertida anécdota de cuando eran niños, sobre todo porque a esa edad, prácticamente no se miden los límites.
Sin embargo, una de esa historias acaba de generar mucho más ruido del habitual: ocurrió en Río de Janeiro, comenzó con un “inocente” intento de diversión y terminó como una revoltosa historia que incluso se convirtió en viral en redes sociales.
Su protagonista es Samuel, quien de manera silenciosa logró ingresar a la máquina de peluches de un centro comercial para quedarse jugando con los juguetes.
En los registros que comenzaron a circular por redes sociales, se lo ve al pequeño, vestido con una musculosa amarilla, dentro de la clásica máquina de peluches, donde el usuario pone un billete para intentar agarrar alguno de los premios con un brazo metálico.

Mientras Samuel se divertía viendo, tocando y eligiendo los peluches que había dentro del juego, un grupo de personas ayudaban a la mamá, Jailma Soares dos Reis, a llamarlo al niño para que salga del juego sin ningún tipo de rasguño por el mismo orificio por donde ingresó.
Lo gracioso de esta anécdota es que el niño no le prestaba atención a ninguno de los llamados y gestos que le hacían, y continuaba explorando cada peluche con el que se cruzaba.
En el ambiente se transmitía una sensación de nerviosismo, aunque no se trataba de un peligro real, ya que todos estaban alertados que no podían utilizar esa máquina. Solo era cuestión de que Samuel decidiera terminar de jugar y saliera por el mismo lugar por el que accedió.
La madre de 25 años explicó a un medio local lo sucedido: “Paramos en casa de comidas y había dos máquinas cerca de donde estábamos. El papá de Samuel se fue a jugar a una máquina y yo, distraída, seguí mirando a mi marido. Cuando me di cuenta, Samuel ya estaba dentro de la otra máquina”, y luego remató: “Yo estaba nerviosa y me reía al mismo tiempo. Gracias a Dios está bien”.
Los medios locales le consultaron si el niño acostumbraba a jugar en este tipo de máquinas y Jailma manifestó que sí, que era una salida bastante frecuente en su familia. “Cada vez que venimos al centro comercial, él va a jugar allí. Samuel juega mucho. Nunca había sucedido nada parecido. Ahora vamos a tener más cuidado para que no se repita”, precisó.
“El pequeño bromista fue retirado del equipo entre los aplausos de la gente que se detuvo a observar la escena. Por seguridad, el niño se llevó un osito de peluche a casa con su mamá”, manifestaron desde Río de Janeiro y desde el centro comercial, aislaron la máquina y se comunicaron con un operador para entender cómo Samuel logró entrar a este espacio tan escaso.
Lo cierto es que luego de varios de minutos de incertidumbre, entre nerviosismo y bromas, el pequeño Samuel se fue feliz con su familia y un peluche entre sus brazos, luego de haber estado un buen rato jugando con todos ellos. Ahora, los familiares tendrán una gran anécdota para contar cuando el pequeño crezca.
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