María José Favarón, la esposa de Aníbal Lotocki, rompió el silencio y cruzó a varias denunciantes
En 2022, el médico fue condenado a cuatro años de prisión por lesiones graves a Silvina Luna, Pamela Sosa, Stefy Xipolitakis y Gabriela Trenchi, quienes fueron sus pacientes
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El 9 de febrero de 2022 y luego de cinco meses de juicio, el cirujano de 51 años Aníbal Lotocki -quien fue denunciado por mala praxis por Silvina Luna, Pamela Sosa, Gabriela Trenchi y Stefanía Xipolitakis-, fue condenado a cuatro años de prisión de cumplimiento efectivo por lesiones graves y cinco de inhabilitación para ejercer su profesión.
Ahora, más de un año después de que se diera a conocer la sentencia, su esposa y colega, María José Favarón, estuvo en A la tarde (América) y se refirió a la polémica tanto mediática como legal en la que su marido quedó envuelto diez años atrás.
“Creo que se ha pasado un límite que nos está afectando como familia. Hemos decidido de común acuerdo con Aníbal que alguien tiene que hablar. Él en este momento no está trabajando, se está ocupando de cuestiones de los hijos, con psicopedagoga, cosas del colegio. Porque es todo un tema, es un apellido super reconocido y esto trae mucha cola”, comenzó, para explicar por qué ella salió a hablar en lugar del acusado.
María José Favarón y Aníbal Lotocki comenzaron su relación en 2015 y, cuatro años después, se casaron. Además de ser su pareja, trabajan juntos desde principios de 2009 y, según detalló, “está empapada” en el tema y “conoce a todas las chicas (las denunciantes) del medio”. “De hecho yo vivía con Virginia (Gallardo), cuando vine a vivir a Buenos Aires desde Corrientes, me mudé con la hermana de ella y vivíamos en un monoambiente”, remarcó.
Dicho eso, se refirió al descargo público que hizo recientemente el ex Cuestión de peso Fran Mariano, quien también acusó a Lotocki de mala praxis. “Hay denuncias que sí están en la Justicia; hay otras que son mediáticas y solo están en la televisión y quiero hacer hincapié en una que me llamó la atención. ¿Qué pasa con la gente que sale en la televisión a decir cualquier cosa?”, comenzó.
Y disparó: “Fran Mariano, que se llama Franco Ibáñez, sale con una cara toda cortada diciendo: ‘Lotocki me desfiguró'. La última vez que lo vimos en el consultorio fue en 2015. Hasta ahí tuvimos contacto con él y después no lo vimos más. Lo que quiero dejar en claro es que él se operó con un montón de doctores y él quería que Aníbal le arregle lo que le habían hecho otros médicos″.
Sobre la denuncia de Pamela Sosa, expareja del médico y quien en 2015 inició acciones legales luego de recibir unas inyecciones que le habrían provocado diabetes y granulomas, dijo: “Ella es diabética desde el año 2009. Está en los expedientes y en los estudios del CEMIC; Aníbal le descubrió la diabetes en un viaje que hicieron juntos”.
A continuación, se refirió a Gabriela Trenchi, quien denunció a Lotocki por inyectarle un producto de relleno que contenía “microesferas de polimetil metacrilato (PMMA)”, procedimiento que desembocó en la alteración del tejido celular de los glúteos mayores y los músculos de los muslos y piernas, “caracterizada por la aparición de granulomas o farmacomas, de difícil resolución quirúrgica”.
“Gabriela Trenchi llegó al consultorio en el año 2013 ó 2012; ella se hacía bótox y esas cosas reconstructivas. En el 2013 decide operarse; quería que Aníbal le arregle las lolas y unos retoques en los párpados. Se opera, quedó muy conforme y en ese año ya habló de que quería aumentarse los glúteos. En 2015, una vez que juntó el dinero, decidió hacerse una lipotransferencia con aumento de glúteos”, relató la correntina.
Y remató: “Después de esa cirugía, a los 16 días de su postoperatorio, que ella venía a hacerse el tratamiento, empieza con una sintomatología que Aníbal no le encontraba relación con el postoperatorio y la mandó a hacerse estudios. A Gabriela, cuando hace su ingreso a la clínica Los Arcos, la interroga un neurólogo al cual ella misma le confiesa que se había puesto polimetil metacrilato ¿cómo lo sabía?”.
Finalmente, aseguró que su marido fue condenado porque “el juez entiende que un efecto colateral es una lesión”, pero destacó que “en el prospecto del producto está indicado como efecto colateral”. Y, al momento de hablar del caso de Silvina Luna, quien actualmente debe someterse a procesos de diálisis mientras se encuentra a la espera de un trasplante de riñón, sentenció: “Las enfermedades de las chicas no tiene relación alguna con la práctica realizada”.
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