Modelo consagrada y madre de 5 hijos, habla de su presente luego de la separación. Dice que le gusta la vida en pareja y, sin rodeos, confiesa que está enamorada del polista Santiago Gómez Romero. A diferencia de otras colegas, como Pampita, dice que prefiere resguardar su intimidad
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Llegó a la cima y, lejos de hacer lo que el entorno suponía (o deseaba), dio un volantazo y siguió su instinto. Nada fría y mucho menos distante, Dolores Barreiro se asume como un “tsunami extrasensible”. También es antilugares comunes, antiescándalos y no les vendería su vida a las cámaras ni por todo el oro del mundo.
Tras 20 años de carrera como modelo, se animó a volcarse al diseño: hoy, sus famosas piernas lucen las sedas y algodones estampadas de Holi, su propia marca de ropa. También dejó la conducción, aunque esa veta la sigue seduciendo. El familión ya está encaminado y aunque separada (ahora está enamorada del polista Santiago Gómez Romero), tiene ganas de ir por más.
-Uno te nombra y enseguida surge: piernas icónicas, sensualidad, cierta distancia. ¿Qué te incomoda? ¿Algo te cansó o asqueó en el ambiente?
-La realidad es que empecé muy chica con las dos profesiones. Me refiero al modelaje y la conducción. Y después se fue dando. Siempre puse todo de mí: máximo esfuerzo y mucho amor. Si ahora no planeo la vida, antes lo hacía mucho menos. Pero es cierto que en un momento me enfoqué mucho más en la familia. Con lon los hijos chiquitos sentí la necesidad de estar, de disfrutarlos y no perderme nada de cada una de las etapas, que duran un instante. Igual jamás dejé de trabajar porque me encanta lo que hago. Incomodarme o asquearme...la verdad es que no. Pero por supuesto algunas cosas me gustaron más que otras. Igual, de todo se aprende.
-¿Cómo llegó la India a tu vida, y de ahí la idea de armar Holi, tu propia marca?
- Con la India tengo una conexión especial; no sé bien cómo explicarlo. Yo sospecho que viene de otras vidas. Debo haber andado por ahí... Amo ese país, su gente. Ni qué hablar de su cultura, comidas, aromas y colores. Todo eso me inspiró en el proceso de creación de Holi. Tengo miles de momentos en la cabeza de situaciones que me emocionaron, y cada vez que voy me conmuevo con la misma intensidad. A pesar de que conozco mucho y en algunas ciudades me manejo como si fuera mi segundo hogar, siempre descubro algo. Me atrapa y sorprende esa atmósfera tan diferente a lo que es Occidente. Y me impresiona gratamente que me resulte familiar.
-¿Te sentís diseñadora? ¿Influencer?
- Sí, me encanta el diseño, la moda. Y con mi marca despunto el vicio. Influencer también puede ser. Me siguen las chicas y también las madres. Me parece espectacular generar vínculo con las diferentes generaciones. Supongo que tiene que ver con lo que transmito. Yo soy relajada y priorizo la comodidad, que no es poco. Mi ropa es atemporal, para todas las edades y cuerpos. Todas son bienvenidas a mis vestidos. Ellos no te exigen sino acompañan, invitan al juego con sus texturas y movimientos.
-Decías fluir en lugar de planear. Pero ahora sos empresaria.
-Claro. Fluir en la vida, en las cosas que están más vinculadas al corazón. Pero aprendí que es absolutamente necesario planear, ordenar. ¡Imagínenme a mí, con cinco hijos, si no hubiera planeado un poquito las cosas! Además soy súper organizada en las cuestiones domésticas.
-¿Por qué querés que “todos los lunes sean lunas de miel”, como pusiste en tu Instagram? ¿Te casarías otra vez?
- Como querer, quiero. ¿Quién no lo querría? Claramente es una utopía porque la vida tiene claroscuros, momentos difíciles. Me han tocado, desde ya, y los transité lo mejor que pude. Siempre mirando hacia adelante, sabiendo que todo pasa y buscando la felicidad. Casarme también me casaría (risas). ¿Por qué no? Creo en el amor, me gusta la vida en pareja y, detalle astrológico, soy canceriana hasta la médula.
-¿Estás enamorada?
-Sí.
-Sospecho que no aceptarías hacer un reality de tu vida, contando ese amor.
-Sospechás correctamente, jamás podría hacer un reality. No es mi estilo, no me gusta mostrar todo. Hay una gran parte de mi vida que queda puertas adentro y no quiero resignarlo. Es aquello que considero más importante, son mis vínculos, mis amores sólidos. Obviamente respeto las decisiones de cada uno y me divierte ver gente que se anima a exponerse. Pero yo no estoy dispuesta a pagar el precio.
-¿La distancia es el arte de la elegancia? ¿Sabés poner límites?
-¡Claro que sé poner límites! Aprendí. Con lo que respecta a mi trabajo y el cariño de la gente, la verdad es que todos tienen la mejor conmigo. Se me acercan con mucho respeto por una foto, o lo que sea. Yo creo que nunca fui antipática.
-¿Qué te parece un horror en el mundo de la farándula?
- Tal vez la palabra horror sea un poco fuerte, pero hay un montón de cosas que me aburren y entonces no entro. Y si me asomo salgo enseguida, depende lo interesante de la propuesta.
-¿Seguiste el Wanda Gate?
- No, no tengo tele por cable en mi casa y no leo las páginas de chimentos. Me lo han comentado y sinceramente me asombra cómo puede generar tanto interés algo referido a la vida privada de una persona. Alguien que sólo conocés a través de los medios. O sea, no la conocés.
-¿Cuánto tiempo se puede vivir con el corazón roto?
- ¡Qué tema lo del corazón roto! Y los procesos de sanación son tan personales... Lo que siempre ayuda es el paso del tiempo, la terapia, hacer el ejercicio de rescatar lo bueno. Y reconciliarse con la idea de que nada es para siempre. En mi caso también agradezco lo vivido.
-Tu Instagram es una galería de situaciones increíbles, viajando. Mucho Jujuy y Mendoza, ¿por qué?
-Mi amor por esas dos provincias es de larga data. Hace años que en Jujuy trabajo con una cooperativa de tejedoras. Son unas genias que me hace los sueters más lindos del mundo, con lana de llama hilada a mano, teñidos con tintas naturales. Voy un montón a trabajar, pero también tengo amigos entrañables y aprovecho. Lo mismo me sucede en Mendoza. Parto seguido para abrazar amigos, compartir ricos vinos entre charlas infinitas. Me hace bien y lo tomé como un modo de vida.
-Dicen que sos famosa en el mercado de Tilcara, que ahí te esperan niños y cholitas.
- (Risas) Voy mucho. No puedo resistirme a la magia de los mercados, y eso me sucede en cualquier lugar del mundo. El de Tilcara es como ir a la verdulería de mi barrio. Conozco a los productores, consigo frutas y verduras orgánicas. Voy por los tomates que tienen gusto a tomate, los huevos caseros con la yema naranja, las flores alucinantes. Un festín para los sentidos.
-Hace unos meses, a raíz de una foto que publicaste, todos creyeron que te habías casado con una chica. Y se armó revuelo mediático. ¿Fue inocencia, broma o provocación?
- Nada de eso. Se llama ejercicio de mi libertad. Me parece inadmisible que a esta altura del partido alguien esté interesado en la vida sexual del otro. De verdad, ¿a quién podría importarle con quién duerme una?
-Y... a muchos.
-Problema de ellos.
-¿Qué te parece vulgar?
- Por supuesto que hay mil cosas que no eligiría, pero de ahí a decretar qué es el buen gusto o el mal gusto. Señalar a alguien como vulgar...Creo que es un montón. Yo no lo hago.
-¿Y el estilo?
- Tiene que ver con la personalidad. El estilo habla mucho de la persona, de sus intereses, su manera de encarar la vida. Por eso tampoco creo que exista EL estilo, así con mayúsculas. Hay tantos estilos como personas en el mundo. En la diversidad está el encanto.
-¿Cómo definirías el tuyo?
-Depende cuál de todas las mujeres que me habitan predomine ese día. Puede ganar la relajada, la sexy, la romántica, pero siempre cómoda. Eso es imprescindible a la hora de vestirme.
-¿Te molesta que te traten de snob?
- Para nada.
-¿Cuál es tu lugar en el mundo, aquel donde querés volver siempre?
- Ese espacio no es geográfico sino donde encuentro a la gente que quiero. Mis hijos, mis hermanas, mis amigos. Son los vínculos y los abrazos quienes me remiten a un lugar.
-¿Volverías a la tele? ¿Te bancarías un Masterchef?
- Supongo que sí porque soy todo terreno. Hay cosas que no me encantan, pero tengo herramientas y experiencia para manejarlas.
-¿Qué cosas hacés que nadie, jamás, imaginaría de vos?
- A veces no me gusto y lo digo. Tengo una amiga jujeña que me odia cuando hago eso. Me desea las peores maldiciones para mis próximas vidas, como reencarnar en una cucaracha.
-¿Qué querés que te regale la vida?
- Viajes, vino, vacaciones, valentía, verdades, vajilla. Quiero que la vida me regale cosas con v corta.