Es extremadamente fácil de cultivar y el néctar de sus flores azules constituye el alimento de una gran variedad de picaflores, mariposas y otros insectos benéficos
Tiene dos virtudes que la hacen muy preciada y una tercera que la vuelve irresistible. Como punto de partida, la Salvia guarantica o salvia azul es muy fácil de cultivar y sus flores, tubulosas y azules, son muy abundantes desde la primavera hasta el otoño.
El tercer y no menos importante aspecto que las vuelve muy atractivas para los jardines, es que las flores de esta nativa, son un manjar irresistible para los picaflores y mariposas.

Tener una salvia guaranítica en el jardín asegurará la visita de picaflores y mariposas durante la época de floración (primavera a otoño)
Poda y mantenimiento
La salvia azul es una nativa vigorosa, por eso normalmente sus tallos se lignifican rápidamente. A fines del invierno, es necesario podarla eliminando los tallos duros para dejar solamente los brotes nuevos que nacen desde la base. A mediados del verano puede hacerse una nueva poda moderada.

El cultivo de la salvia guaranítica, como sucede con la mayoría de las nativas, es extremadamente sencillo: necesita suelos sueltos, no anegados, con ph neutro o moderadamente ácido. Se desarrolla mejor a media sombra o sol directo y es sensible a las heladas cuando son prolongadas.
Las preferidas de los picaflores
Los picaflores se alimentan del néctar de las flores de esta nativa, aunque necesitan complementar su dieta con pequeños insectos. Suelen ser los más hermosos habitantes de nuestros jardines cuando tienen a su alcance el alimento indicado, incluso es muy frecuente que aniden en enredaderas o arbustos de poca altura, donde ponen dos huevos blancos que incuban durante 15 días.
El nido es realizado por las hembras, tiene forma de tacita y está recubierto por líquenes, telas de araña, pelos y otros materiales suaves. Los pichones de picaflor permanecen allí durante tres semanas hasta que son capaces de alimentarse por sus propios medios.

El secreto para no fracasar
El cultivo de la salvia guarantica, como sucede con la mayoría de las nativas, es extremadamente sencillo: necesita suelos sueltos, no anegados, con ph neutro o moderadamente ácido.
Se desarrolla mejor a media sombra o sol directo y es sensible a las heladas cuando son prolongadas. El único inconveniente en su cultivo es que sus hojas, anchas y ovaladas, tienen un color verde intenso que suele perderse por exceso de sol, falta de riego y otros factores que alteren su estabilidad.

Puede multiplicarse por gajos o por división de matas, lo que resulta más atractivo aún ya que fácilmente se puede distribuir por distintas zonas del jardín
En jardines naturalistas, es una nativa muy usada en canteros y borduras, combinada con gramíneas o herbáceas. Hay que tener en cuenta que suele convertirse en arbusto y, aunque la parte aérea de la planta pueda desaparecer, siempre queda una base arbustiva de la que vuelve a rebrotar.
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