Libros del año: los elegidos de 2024
Grandes nombres, novelas, cuentos, ensayos y biografías; autores argentinos y extranjeros; best sellers y pequeños tesoros por descubrir; una selección de lo que leímos este año, que sirve de guía de compras para fin de año
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De enero a diciembre hablamos de libros: del inédito póstumo de Gabriel García Márquez (En agosto nos vemos, que se lanzó en marzo) a los que escribió la Premio Nobel coreana, Han Kang, que un buen día se volvió global. De las ficciones más vendidas (Un lugar soleado para gente sombría, de la capitana del terror Mariana Enriquez; Cora, del periodista y escritor Jorge Fernández Díaz) a las no ficciones que lideraron los rankings (La felicidad, de Gabriel Rolón; ZensorialMente, de Estanilao Bachrach). Hablamos de los libros que se prohibieron en el mundo -este año se triplicó la cantidad de restricciones en las escuelas y bibliotecas de Estados Unidos- y también aquí, con polémicas que empujaron las ventas, por ejemplo, del discutido Cometierra, de Dolores Reyes, generando curiosidad sobre algunos otros. Hubo títulos que -sin ser de este año- arrasaron con los premios en 2024 (Las niñas del naranjel, de Gabriela Cabezón Cámara), tanques de los grandes grupos (como la saga Blackwater) y otros pequeños tesoros de sellos chicos (Chai publicó nuevamente a Cynan Jones, con Todo lo que encontré en la playa; Blatt y Ríos trajo Martha Argerich, la biografía del crítico francés Olivier Bellamy; y Beatriz Viterbo, Campo Santo, un compilado de obituarios breves de María Martocchia). Con tantas novedades, que se cuentan de a cientas, se podría reparar incluso en algunas casualidades: ¿Cuántos títulos con caballos aparecieron este año? Cuatro caballos negros, de Juan Carrá; Caballo de verano, de Hernán Ronsino; ¿Por qué son tan lindos los caballos?, de Julieta Correa (Rosa Iceberg); La cabalgata de las valquirias, de Pablo De Santis, aunque al final poco y nada tengan que ver con los animales.
Sin embargo, por la arbitrariedad que encierra toda lista, ninguno de los anteriores terminó entre los “elegidos del año” que se reseñan a continuación. Estos 12 -doce como los meses del año (aunque no hayan llegado prolijamente uno a uno)- son el resultado una votación de los periodistas (lectores) de la sección Cultura. Hay premiados, hay grandes nombres, hay novelas, cuentos, ensayos y biografías; hay autores argentinos y extranjeros; hay best sellers y pequeños tesoros por descubrir. Sirva entonces esta selección de guía de compras: aunque se escuche todo el tiempo por ahí la frase “¡qué caros que están los libros!”, no hay muchos buenos regalos que puedan hacerse por esta plata. Y un buen libro dura toda la vida.
La llamada, de Leila Guerriero (Anagrama, $32.500)
En La llamada, Leila Guerriero (Junín, 1967) aborda la historia de una mujer –Silvia Labayru- y, al hacerlo, indaga en los aspectos más sombríos de los años 70 en la Argentina. El libro es fruto los encuentros que la autora tuvo con la protagonista y numerosas personas ligadas a su vida. Nacida en una familia de militares, formada en el Colegio Nacional de Buenos Aires y cuadro de Montoneros, a los 19 años, mientras cursaba un embarazo, Labayru fue secuestrada y llevada a la ESMA. Tras pasar por la tortura, fue incorporada al proyecto de “recuperación” que funcionaba allí y, además, convertida en amante de uno de sus captores. Labayru es un personaje en sí mismo, dueña de una mirada incómoda, incluso feroz, alérgica a cualquier tipo de victimismo. Al recorrer toda su vida, La llamada nos permite asistir no solo al modo tenaz con que una persona puede reconstruirse, sino también a la huella indeleble que deja todo pasaje –por caso, 18 meses en situación de detenida-desaparecida- por el infierno.

Civilización, de José Emilio Burucúa (FCE, $ 38.000)
En tiempos proclives al pensamiento unidimensional, el historiador José Emilio Burucúa (Buenos Aires, 1946) aborda en Civilización –libro que le llevó más de cinco años de trabajo- un desafío no poco ambicioso: indagar en la historia de este concepto, cuidándose tanto de caer en una perspectiva eurocéntrica como de permitirse las licencias éticas de cierto relativismo cultural. Burucúa rastrea el origen de este concepto, al tiempo que lo abre a la diversidad de lo humano: así como no hay una única civilización –mucho menos alguna que pueda adjudicarse el rótulo de “superior” a las otras-, también hay múltiples posibilidades para los procesos descivilizatorios. En el pasado están las claves para pensar, hoy, los extremos y matices de ese movimiento pendular, nos sugiere Civilización. Y en todo aquello que lleve a la superación de las lógicas violentas, al cultivo de la lírica, la traducción y al ejercicio organizado de la misericordia, el camino –civilizado y civilizatorio- hacia la convivencia con el otro.
Las dos torres, de Beatriz Sarlo (Siglo XXI, $24.490)
Publicado a comienzos de este año, Las dos torres reúne artículos y conferencias escritos por Beatriz Sarlo (Buenos Aires, 1942-2024) entre 1992 y 2018. Mientras la noticia de la muerte de la ensayista el 17 de este mes aún conmueve a la intelectualidad argentina –y a la espera de la anunciada publicación de sus memorias-, sumergirse en la lectura de Las dos torres arroja nueva luz sobre los aportes y hallazgos de esta pensadora. De Raymond Williams a Walter Benjamin, de Pierre Bourdieu a W.G. Sebald: los autores que marcaron el pensamiento, los gustos y la mirada de Sarlo aparecen en estas páginas tanto como su obsesión por las contradicciones de la modernidad en este lado del mundo, la convicción de que en la escritura ensayística hay una posibilidad particularmente fructífera para el ejercicio de la crítica, la reivindicación de lógicas de legitimación que puedan prescindir del mercado y las marcas de un proyecto intelectual sólido, personal y tenazmente abierto a la discusión pública.
Theodoros, de Mircea Cărtărescu (Impedimenta, $33.500)
El rumano Mircea Cărtărescu es conocido por tours de force como Cegador y Solenoide. Theodoros ahonda en el mismo estilo torrencial, pero muestra una novedad: es la primera novela histórica del escritor. La narración sigue un destino, que se divide en tres vidas: las del joven rural en la Rumania del siglo XIX que sueña con emular a Alejandro Magno; la del pirata aventurero en que se convierte en el Mediterráneo, y la de su entronización como monarca de Etiopía. Una obra insólita, repleta de peripecias y de las proezas verbales a las que acostumbra Cărtărescu.
Cora, de Jorge Fernández Díaz (Planeta, $ 25.100)
Cora no es una detective más. Es una detective que nos resulta familiar, que hurga en una dimensión reconocible de nuestra propia cotidianeidad. Refleja el coraje y la fortaleza de las mujeres y, al mismo tiempo, nos conecta con las fragilidades y vulnerabilidades de la trama humana. La novela de Jorge Fernández Díaz se convirtió en uno de los best sellers del año con una peripecia fascinante y original a la vez. Son pequeñas historias que se anudan con naturalidad en una historia mayor. Hablan de enredos íntimos y privados, pero con un trasfondo que también resulta cercano: la oscuridad de la Argentina, donde apenas se levanta la alfombra aparecen corrupciones y mafias escondidas. Cora es un personaje entrañable que nos conquista desde las primeras páginas. Nunca es obvia. Su oficio le ha dado una fina sabiduría para entender la naturaleza humana. Pero no ha perdido la sensibilidad en ese viaje escarpado por las miserias, las falsedades y las cobardías de los otros. Si pensamos en los personajes literarios de este año, ella no puede faltar. Se llama Cora Bruno.
Un puñado de flechas, de María Gainza (Anagrama, $ 26.500)
En términos de Francis Ford Coppola, el último libro de María Gainza (Buenos Aires, 1975) sería una flecha dorada bien lanzada, es decir, uno de esos ejemplares limitados -también por eso, preciosos- que trae consigo un artista en su carcaj. Diez años después de El nervio óptico y más acá también de La luz negra, la escritora dio nuevamente en el blanco con este compendio de ensayos, fiel a ese estilo que forjó entramando de forma inseparable los tres hilos que hacen su escritura: arte, literatura y biografía. En Un puñado de flechas, la experiencia, la mirada, la forma de narrar de Gainza inquieta al lector, que quiere indefectiblemente saber más, salir al encuentro frente a frente de aquel Cézanne, descubrir quién es el coleccionista de “una concentrada dispersión”, comprobar si la historia que tiene entre manos es cierta. Pero si la crítica se convirtió o no en detective para recuperar un Kuitca extraviado o si existió una doble de María Gainza, descubierta en una internación de trasnochadas teletransportaciones, la verdad que poco importa frente al deleite que provoca su relato.
Luciérnaga, de Natalia Litvinova (Lumen, $ 26.299)
Con Luciérnaga, la poeta y editora Natalia Litvinova, argentina de origen bielorruso, ganó la segunda edición del Premio Lumen de Novela. Nacida en 1986, año del accidente en la central nuclear de Chernobyl, creció en Gómel, a pocos kilómetros de la “Zona” contaminada por la radiación, empobrecida y despoblada, y emigró con su familia a la Argentina en 1996. Su primera novela, con uno de los mejores comienzos de la literatura reciente (“No quería nacer en otoño en un país radiactivo”), une episodios en un arco narrativo donde confluyen pasado y presente de personajes iluminados por la escritura de la autora, en un español “intoxicado” de poesía y misterio; en especial la madre, pero también la abuela materna, el padre, sus compañeros de escuela y vecinos. “Luciérnaga”, aclara la narradora, se usaba como insulto para referirse a las personas que habían crecido cerca de Chernobyl; Litvinova la convierte en la divisa de un relato donde se conjura la historia y se invoca la subjetividad femenina, a la manera de una Elena Ferrante de origen eslavo.
Baumgartner, de Paul Auster (Seix Barral, $ 29.900)
Protagonizada por un profesor de filosofía a punto de jubilarse que enviudó hace diez años de la “única persona” a la que ha amado (su esposa, la traductora y “escritora secreta” Anna Blume), la última novela del estadounidense Paul Auster, publicada meses antes de su muerte, se puede leer como una comedia filosófica sobre el paso del tiempo, la melancolía del duelo, las obsesiones, las mujeres y, por circunstancias inesperadas, la metamorfosis del deseo. Auster, que a lo largo de su obra hizo equilibrio en la frontera entre realidad y ficción, y que escribió la novela durante su tratamiento oncológico, incorporó otro personaje al elenco de seres atribulados por el destino a los que el destino les reserva una nueva oportunidad. Irónica, reflexiva y sutilmente fantasmagórica, Baumgartner representa la despedida de un escritor que, pese al fondo sórdido u oscuro del drama humano, impuso un tono esperanzado en sus narraciones.
Antes que nada, de Martín Caparrós (Random House, $31.999)
“Me dijeron que me voy a morir”, comienza el libro más personal de Martín Caparrós, un narrador que ha domado con destreza la crónica y la novela sin ficción. En esta ocasión, cuenta su propia vida, sin pudor y sin disparar contra aquellos que le hicieron daño. De modo intermitente, entre cada capítulo donde reconstruye su vida, reflexiona sobre su enfermedad, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), que le fue diagnosticada en 2022. Antes que nada es una biografía y también un ensayo sobre la esperanza, el adiós, los ideales y el amor. “No puedo imaginar —realmente no puedo imaginar mayor privilegio: dediqué mi vida a lo que quise”, escribe Caparrós, maestro de periodistas, en un libro que se convierte también en un manual de este oficio, escrito por un testigo privilegiado del siglo XX y XXI, quien conoció a Juan Domingo Perón de niño, entrevistó a Julio Cortázar y recorrió el mundo entero antes de la era de Internet. Este libro es también un viaje por su vida familiar, sentimental y de militante.

Cuchillo, de Salman Rushdie (Random House, $31.999)
Cuchillo podría ser apenas el relato del absurdo de la violencia, la crónica del atentado que padeció Salman Rushdie en agosto de 2022 cuando, antes de pronunciar una conferencia en Estados Unidos, fue apuñalado por un fundamentalista islámico, incidente por el cual ha perdido un ojo y batalló durante días por su vida. Es, también, un alegato contra el fanatismo y los radicalismos y una carta de amor que el autor de Versos satánicos le dedica a su esposa, Rachel Eliza Griffiths. Dividido en dos partes, “El ángel de la muerte” y “El ángel de la vida”, Rushdie reflexiona en las primeras páginas sobre el terrorismo y, en las últimas, sobre el poder sanador del amor. “Sentí la necesidad de escribir este libro: una forma de procesar lo sucedido y de responder a la violencia con arte”. Conmueve también saber que uno de los primeros lectores de este libro fue el gran amigo de Rushdie: Paul Auster. El estadounidense agonizaba cuando, una vez más, quiso acompañarlo con palabras de aliento.
La vida por delante, de Magalí Etchebarne (Páginas de Espuma, $20.990)
Con los cuentos que integran La vida por delante, la autora Magalí Etchebarne (Buenos Aires, 1983) ganó este año el VIII Premio Internacional Ribera del Duero de Narrativa Breve, el mismo reconocimiento que lograron otros dos escritores argentinos: Samanta Schweblin en 2015 con el libro Siete casas vacías y Marcelo Luján, en 2020, con La claridad. “En este momento no hay una voz como la de ella, es diferente, fresca, pero muy cuidada y literaria. Escribe con gran inteligencia y humor”, declaró Mariana Enriquez, presidenta del jurado, en abril, cuando se anunció el nombre de la ganadora. Los estragos del paso del tiempo, el pasado como amenaza del presente, la muerte, la amistad, el amor (y el desamor como contracara omnipresente) son los temas que enlazan los cuatro relatos, que tienen en común escenarios de viajes como símbolo de movimiento. También, la mirada femenina, el humor y una dosis justa de oscuridad que resulta muy atractiva.
Autorretrato, de Jesse Ball (Sigilo, $ 17.000)
No podría decirse que era un desconocido, pero sí hay que reconocer que la visita al país del escritor Jesse Ball (Nueva York, 1978) para participar del Filba fue una revelación frente a una cantidad de lectores que apenas lo tenían aquí por su novela Cómo provocar un incendio y por qué, Los niños 6 y no tanto más (aunque tenga en su haber una veintena de libros). Y con él llegaron a las librerías varias novedades más (todas publicadas antes en inglés) lo que permitió una de las experiencias más gratificantes para un lector frecuente: asistir al descubrimiento de un autor. Así, de pronto, el sello Sigilo sumó a la biblioteca Cuando comenzó el silencio y el mini El sueño, hermano de la noche (encantador manual de instrucciones para lograr sueños lúcidos) además de Autorretrato, ejercicio que Ball se propuso hacer a la manera de Édouard Levé: escribió a sus 39 años, de un tirón y en un solo día, una autobiografía que dispara en cada oración, un hecho de su vida o rasgo de su personalidad, sin elevar una cosa sobre la otra. Un largo párrafo de 121 páginas, que es –como a él le gusta– una ventana abierta.