John Pizzarelli, el gran guitarrista de swing regresa este fin de semana a Buenos Aires
Se formó dentro del estilo más clásico del jazz y sostuvo esa bandera por décadas; dará cuatro conciertos en Bebop Club, al frente de su trío
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Pizzarelli. Más italiano, imposible. “Pero italiano de Nueva Jersey”, aclara John, y a partir de esto se pueden inferir varias cosas. Una puede ser que tras un par de generaciones, las raíces de los ancestros se pueden diluir un tanto; otra, que el lugar donde uno nace manda y de allí se vinculan nuevas raíces. De hecho, John Pizarrelli, que viene de una familia de músicos, toca swing jazz.
Comenzó a recorrer escenarios junto a su padre Bucky (quien murió a los 94 años, durante la pandemia) y luego se largó como solista. Desde su primer disco, de 1983, John se mantuvo fiel al jazz tradicional, proyectó la senda de Nat King Cole, hurgó en la bossa nova y revisó desde el jazz los repertorios más variados. De Sinatra con Jobim a Pat Metheny, y de allí a Paul McCartney (la prueba está en sus discos). Además, parte (o bastante) de todo eso se podrá escuchar este fin de semana en Bebop. Allí tiene agendadas cuatro funciones (dos el viernes y dos el sábado) para recorrer con elegancia aquel historial de música.
El estilo de música que Pizzarelli elige es centenario, pero su manera de hacerlo, aún con sus 65 abriles, goza de gran frescura. Modela ese swing que parece sonar siempre agradable. Pero le da su toque, con la nitidez de su voz y el virtuosismo guitarrístico. Sus singulares series de armónicos, o los solos que acompañan el scat vocal con grandes saltos de octavas tienen su sello. Además, también pulsa la guitarra criolla, cuando pone a prueba su “batida” en la música del Brasil.
Volvamos a la tanada. “Bueno, la familia de mi padre era toda italiana. Pero todos eran de Nueva Jersey”, dice desde San Pablo, paso previo de esta gira que lo traerá hasta Buenos Aires. Y ese padre, ¿cuánta influencia ha tenido en su vida? “Si mi padre hubiera sido plomero, yo también lo habría sido -dirá sin vueltas-. Él tocaba la guitarra y siempre había guitarras por todas partes. Si querías sentarte en el sofá, tenías que mover una guitarra. Así que, cuando me sentaba en el sofá, simplemente tomaba una y decía: ‘A lo mejor puedo aprender esto’. Bueno, cuanto más aprendía, más se interesaba mi padre en mi interés por la música”.
Bucky -así llamaban a su padre- supo tocar junto a artistas de la talla de Les Paul, Stephane Grappelli y Benny Goodman. “Empezamos a trabajar juntos cuando tenía veintitantos años y lo pasamos genial. Él fue quien me introdujo en el mundo de Nat King Cole y otros artistas similares. Cuando íbamos a conciertos en coche, hablábamos de música y él mencionaba a Nat King Cole y cosas así. Todas esas conversaciones me influyeron mucho".
-¿Qué más sonaba en esa casa de Paterson, Nueva Jersey?
-Mis hermanas, las dos mayores, tenían muchísimos discos: Almann Brothers, Jackson Browne, James Taylor, todos esos. Y bueno, mi padre era amigo de Zoot Sims, el gran saxofonista, y tocó mucho con Benny Goodman. Así que teníamos toda esta conexión musical. Y todos los chicos que me conocían de la escuela quería venir a casa. Sabían que yo tenía un par de amplificadores, un bajo y guitarra. “Vamos a casa de Pizzarelli. Vamos a hacer una banda allí”, decían. Y nos divertimos mucho tocando en bandas de rock and roll y también escuchando swing jazz del más alto nivel. Slam Stewart, el gran bajista de jazz; Zoot Sims, Benny Goodman, Clark Terry, Milt Hinton, todos grandes músicos. Así que cuando finalmente me adentré en ese mundo, conocer a esos músicos me influyó muchísimo.
¿Y el estilo de guitarra de siete cuerdas, incluso la que especialmente Benedetto fabricó para Bucky también son herencia de tu padre?
-Sí, mi padre tenía una Gretsch de siete cuerdas. Luego, ambos teníamos guitarras Benedetto. Yo toqué más tarde con guitarras de otros [luthiers]. Todas de siete cuerdas, esa fue la tendencia que todos elegimos porque Bucky las tenía en casa y... eran gratis.
-¿Qué suena en tu casa actual, con una esposa actriz y cantante e hijos, como Maddie, que también hacen música?
-Maddie tenía una guitarrita y un día encontró un cancionero de Joni Mitchell en casa. Afinó la guitarra de una forma diferente y empezó a aprender las canciones. Madeline se ha convertido en una cantautora. Es genial lo que hace con la guitarra, se divierte mucho y es una buena compositora. Y Jessica [Molaskey, su esposa] es actriz de Broadway, así que conoce a todos. Ha trabajado con gente de Broadway como Tina Landau y Jason Robert Brown, que hizo un musical llamado Songs for a New World, y ella formó parte del elenco original. Tiene una carrera muy exitosa.
-Cuando tenías la edad de tu hija, o unos años menos, grabaste “I’m a Hip Please Don’t Tell My Father”, tema que le dio título a tu primer álbum. Es una canción muy irónica. ¿Cómo te ves en medio de esa escena musical de rock, pop, new wave, siendo un músico de swing jazz?
-Cuando tenía veintitantos trabajaba con mi padre y también tenía mi propia banda. Escribía canciones pop y siempre me rondaba la idea de componer canciones y triunfar, pero la industria discográfica era completamente diferente entonces. En aquel momento, nadie grababa discos como los de Nat King Cole; nadie lo hacía, y esa era la oportunidad perfecta para mí. Fue una gran suerte haber encontrado su música y empezar a trabajar en esa dirección, porque iba siete años por delante de todos los demás. Cuando llegó la década del noventa aparecieron con esta música Harry Connick Jr, Linda Ronstadt, Natalie Cole, Diana Krall y todos ellos. Así que tuve que aprovechar la oportunidad, pero mis discos no fueron grandes éxitos, ¿sabés? Sin embargo, me dieron la oportunidad de salir a trabajar y sentaron las bases para cuando formé mi trío.
¿Y cómo crees que ha cambiado tu forma de interpretar música a lo largo de los años?
-He mejorado un poco con la guitarra [se ríe]. Toco un poco mejor. Y el grupo es muy divertido. Tenemos un grupo maravilloso que lleva unido varios años y seguimos intentando hacer lo mismo. Seguimos buscando canciones que nos gustan y todo sigue su curso.
-¿Cómo serán los próximos conciertos en Buenos Aires?
-Michael Karn, en contrabajo, Isaiah Thompson, al piano y yo con la guitarra. Solemos tocar muchos temas de todos nuestros discos que hemos grabado y toda la música que hemos compuesto a lo largo de los años. Y en algún momento, a la mitad del concierto, suelo tocar un pequeño solo de guitarra con un tema de Pat Metheny.
–Porque grabaste un disco de tributo a Metheny.
-Claro. Pero, sobre todo, tocamos el trío.
-¿Por qué tu elección, hace tiempo, por los tríos sin batería?
-Esto es algo que aprendí de Nat King Cole. Su grupo era de piano, bajo y guitarra. Mi padre, en los setenta, también tenía un grupo así. Creo que al principio no era tan bueno como guitarrista para sostener todo el grupo, por eso me gustaba trabajar con pianistas y hacer guitarra rítmica. Ahora me gusta mucho el sonido de ese grupo. Creo que somos un grupo pequeño, bastante único. Estamos muy enfocados.

-Pasaron muchos años desde que estuviste en la Argentina...
-Si, fuimos para Sudamérica cuando fue la erupción del volcán en Chile, recuerdo [2011]. Fue hace tiempo así que me alegra volver. Es bueno poder conectar la gira, ir a Brasil y bajar a la Argentina. Y todo el mundo me habla del Bebop Club. Mi amigo Bill Charlap [pasó con su grupo hace unos meses], mi hermano también ha estado allí, y a todos les encanta. Así que estoy muy emocionado por tocar allá. Es bueno tener un sitio donde conectar la gira.
-¿Qué otros lugares te conectan? ¿El lugar donde vivís?
-Vivo en Manhattan, pero tengo una pequeña cabaña a una hora de mi casa, al norte, junto a un lago. La ciudad siempre se necesita. El centro, el club [de música], el aeropuerto. Pero cuando tengo una semana o un par de días libres, puedo ir al norte y sentarme junto al lago. Puedo ver caer las hojas, puedo tocar la guitarra y relajarme allí.
-¿Qué inspira más?
-La inspiración puede llegar en cualquier parte. Depende más de que uno tenga algo en marcha. Cuando pienso: “tengo que hacer determinada cosa” o “tengo que grabar un disco”. No suelo componer cuando estoy por ahí sin hacer nada. Necesito que haya algo que inspire.
John Pizzarelli Trío, viernes y sábado en doble función, a las 20 y a las 22.30. Bebop Club, Uriarte 1658. Entradas desde $ 60.000.
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