La banda está de vuelta con The Death of Randy Fitzsimmons, su nuevo álbum; en diálogo con LA NACION, Howlin’ Pelle Almqvist habla de las nuevas canciones, de la escena punk y, claro está, del día en que John Bongiovi habló mal de ellos
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Una figura mitológica reúne a un grupo de músicos y les da como misión convertirse en una gran banda de rock and roll. Salvando todas las diferencias: pasó acá en los 70 con Patricio Rey y los Redonditos de Ricota y también pasó en Suecia veinte años más tarde con Randy Fitzsimmons y The Hives. Como el Indio y Skay, el cantante Howlin’ Pelle Almqvist, los guitarristas Nicholaus Arson y Vigilante Carlstroem, el baterista Chris Dangerous y el bajista Dr. Matt Destruction (reemplazado en 2013 por The Johan and Only) fueron convocados por esta especie de gurú que los manejaba y les componía las canciones desde las sombras, y así fue como debutaron con Barely Legal en el 97, saltaron al mainstream internacional con Veni Vidi Vicious en el comienzo del nuevo milenio y defendieron la corona con Tyrannosaurus Hives (2004), The Black and White Album (2007) y Lex Hives (2012).
El problema fue que Fitzsimmons (las malas lenguas dirán que se trata de un ente ficticio, un seudónimo individual para los mismos miembros de la banda) un día desapareció. Y así fue como el mundo se privó durante once años de la música de The Hives, quienes -desorientados por la inexplicable ausencia- siguieron tocando en vivo (y abriendo conciertos de AC/DC y los Rolling Stones, entre otros hitos) pero no volvieron a grabar. Hasta que un día encontraron la tumba de su “gurú”, pero en ella no había un cadáver sino una serie de demos que con un poco de trabajo convirtieron en su disco de regreso. Así, The Hives está de vuelta con The Death of Randy Fitzsimmons (disco que presentarán el 29 de noviembre en el Teatro Vorterix), doce canciones garageras que no acusan el paso del tiempo, un blister de anfetamina musical de máxima pureza que el vocalista Howlin’ Pelle Almqvist desgrana en las siguientes líneas. Eso, además de expresar su desazón por el hecho de que Jon Bongiovi haya declarado que su música no le gusta en lo más mínimo.
-Sabemos que tiene sus problemas, pero ¿cómo pudo Fitzsimmons dejarnos tanto tiempo sin música nueva de The Hives?
-Sí, no sé qué le pasó, pero no me pone contento. Estoy contento ahora, eso sí, porque al fin hay música nueva, pero fue una tortura para nosotros también. No sólo fue horrible para ustedes a los que les gusta la banda, fue incluso peor para nosotros que estamos en ella. Se quedó en el limbo por demasiado tiempo, tanto que parece raro ahora que al fin pasa algo, que estamos activos de nuevo. Pero el disco está buenísimo, no se lo podemos negar al mundo.
-Declaraste que bajo ningún punto de vista este es un disco “maduro”. ¿Cómo se hace para evitar crecer en la música y a la vez para no repetirte?
-Es bastante difícil. Lo que sé es que estamos tratando de dar lo mejor de nosotros y creo que estamos teniendo éxito. Sé que no es fácil. No te voy a decir que hay una estrategia pero hay algo sobre el rock con lo que estamos de acuerdo: necesita cierto grado de inmadurez para funcionar, para ser bueno. Ahí está el riesgo, que como pasamos una década sin sacar un disco podamos haber madurado. Pero sólo lo estoy diciendo para que la gente sepa que nada de esto es un problema en este álbum. La música suena como si tuviéramos 17 años.
-¿Es más complicado todavía cuando uno se mueve dentro del punk?
-Bueno, no creo haberme definido como punk. Generalmente digo que somos una banda de rock and roll porque así me puedo salir con la mía en muchas cosas. Ni bien decís que sos una banda de punk la gente te impone un montón de reglas extrañas, cuando el punk justamente no tenía reglas en un principio. Ahora es raro, como que el público te hace respetar todo tipo de “legislación” al respecto.
-Jello Biafra dijo: “el punk no es un culto religioso, es pensar por vos mismo”.
-Claro. Para mí es exasperante, porque además hay tantos estilos, es como ser cristiano. Ser cristiano puede significar un millón de cosas diferentes, todas con sus reglas. Calculo que todo se puede convertir en un culto si lo dejás durar el tiempo suficiente. Así que bueno, no estoy en esa de las reglas. O sea: el punk es una filosofía pero también un tipo de música, pero hay tantos tipos de música a la que le podés llamar punk, y nuestra música definitivamente está influenciada por la primera ola del punk y escuchamos punk-rock toda la vida, así que está ahí. Pero es más fácil para nosotros decir que somos una banda de rock and roll porque así nadie nos molesta con ninguna pavada, porque todo el mundo sabe que los rockeros son irresponsables. Por algún motivo ahora se supone que los punks sean responsables y respetar reglas y todo eso. Es muy confuso.
-No tiene sentido, ¿por qué querrías limitarte con una etiqueta?
-Claro. Aunque de alguna manera también quiero etiquetarnos para que la gente sepa qué hacemos. Quiero decir: no es reggae.
-Cuando empezaron se decía que hacían “retro rock”. ¿Te molestó que los vincularan tanto al pasado en los primeros años de su carrera?
-Sí. Pasa que en ese momento el rock moderno era el nü metal. Esa era el único tipo de rock que existía y nosotros aparecimos y definitivamente no teníamos nada que ver con eso. No estábamos influenciados por ningún tipo de rock que hubiera surgido después de, digamos, 1985. Así que de alguna forma nuestras influencias sí eran retro, pero nunca nos consideré retro porque nosotros hacíamos la nuestra, y todavía la hacemos. Pero comparados con Korn y Limp Bizkit éramos claramente retro. Lo entiendo desde ese punto de vista. Pero si te fijás en cómo está la cosa ahora, la mayoría de las bandas son más retro que nosotros.
-Volviendo al nuevo disco: ¿esa voz en “Crash into the Weekend” es de quien parece ser?
¿De quién parece ser?
-¿Es Iggy Pop?
-Ja, no, ¡ese soy yo! Lo loco es que yo hablo así, pero cuando canto siempre estoy gritando. En realidad tengo una voz bastante grave.
-Sonás igual a Iggy ahí...
Sí, pero ni lo pensé. Amo a Iggy Pop, así que me siento halagado. Es uno de mis cantantes favoritos, pero no intenté sonar como él a propósito. Simplemente es como pensé que tenía que cantar esa parte: bien baja. Si fuera él seguramente hubiera hecho un mejor trabajo que yo.
-Es muy dificil cantar “soy una chita que camina por la calle con un corazón lleno de napalm” [parte de la letra de “Search and Destroy”, de los Stooges] a los 75 años y no parecer un tonto. ¿Te interesa alcanzar ese tipo de impunidad?
-Seguro. Somos humanos y somos buenos sólo en un par de cosas, así que dejemos que Iggy haga lo suyo. Sigue siendo mejor que la mayoría de la gente de la mitad de su edad. En mi línea de trabajo, Iggy Pop es un ejemplo de cómo uno debe ser. Lo admiro y lo respeto. Si soy como Iggy Pop a los 75 quiere decir que hice las cosas muy bien.
-¿Es “What Did I Ever do to You” lo más parecido a una balada que van a sacar en su carrera?
¡Veremos!
-Si no es, se acerca bastante.
-Sí, es un “lento”. Cuando estábamos haciendo el disco hubo un momento en el que yo y Nicholaus Arson nos pusimos a hacer algo medio pop con sintetizadores. Estábamos jodiendo nomás, en casa. Y esa canción salió de eso. No estábamos haciendo nada para The Hives, nomás nos habíamos juntado a tocar algo. Así que esa es la razón por la que suena diferente a las demás, pero a la vez pensamos que tenía sentido en un disco de The Hives. Creo que mejora el disco, es como para limpiarse el paladar. ¿Viste cuando vas a un restaurante caro y comés una pila de comida pero todavía falta que te traigan más y toda la comida es alucinante? Bueno, chupás un cubito de hielo, te refrescás y empezás de nuevo.
-Acá usamos helado de limón.
-¡Es eso! Es el helado de limón del disco. O como hacían los romanos, que se cosquilleaban la garganta hasta vomitar, así podían seguir comiendo.
-En muchas entrevistas te preguntan por la muerte del rock. ¿Por qué será que el rock siempre tiene que dar pruebas de vida?
-Siempre pensé que eso era raro. Nadie está diciendo “¿el jazz Dixieland murió?”, “¿estiró la pata la música de cámara?”. Pero el rock and roll muere y resucita una vez al año. Tampoco creo que le importe mucho al rock and roll, que mira para adelante y sigue sacudiendo todo década tras década. Si estás hablando de si el rock and roll está vivo o muerto, ni siquiera entendés qué es el rock and roll. Quiero decir: está muy vivo, obviamente. No en lo más alto del chart de Billboard, pero tampoco es que el buen rock and roll haya estado mucho en lo más alto del chart de Billboard. Ponele que algo sí: AC/DC, los Rolling Stones. Pero no es relevante para el rock estar vivo o muerto o ser popular. Definitivamente está vivo.
-Es gracioso porque es lo mismo que decían hace veinte años cuando ustedes aparecieron: que el rock estaba muerto por el nü metal.
-Sí y la mayoría de esas bandas de nü metal ya no están por acá. Nosotros sí.
-Un día sos un músico joven tocando en Suecia para tus amigos y al otro te están viendo Noel Gallagher y Jarvis Cocker en un show y Tom Hanks dice que es fan tuyo y abrís una gira para los Stones. ¿Cómo viviste ese salto al estrellato siendo tan joven?
-Creo que estuvo buenísimo. No tuve problemas. No es que haya desarrollado una adicción a las drogas, ni que me haya deprimido. Seguía haciendo lo que hacía pero ganaba más plata y era más popular. Y además es divertido conocer, por decirte, a los Rolling Stones. No me pareció muy complicado. Nomás iba diciendo “che, esto está bueno”. Tampoco me impresionó demasiado todo eso. Muchas de mis bandas favoritas nunca se hicieron populares, así que sentí que tenía que ser popular por ellas. Tenía que hacerme conocido y disfrutarlo todo lo posible. No iba a cometer ese error de los 90 de volverme triste por ser popular. O sea, no veo el punto de eso. Para mí estuvo espectacular. Me divertí y me sigo divirtiendo.
-¿Cómo lograste seguir viviendo y haciendo música después de saber que no le gustás a Bon Jovi?
-Ja, todo bien. Tampoco me gusta mucho él. Quiero decir: uno escucha rumores. Si estuviste en la industria musical por treinta años, vas escuchando rumores sobre la gente y nunca escuché una opinión positiva de John Bongiovi como persona de alguien que haya trabajado con él. Y la voy a dejar ahí. Estoy seguro de que es un buen tipo. Pero la gente que trabajó con él no parece estar muy de acuerdo.
-Por algún motivo quiso hablar de ustedes sin que nadie le preguntara.
Calculo que le estaban demostrando que Bon Jovi eran populares pero no cool y él pensó que The Hives eran cool pero no populares, así que le dieron ganas de pegarnos. Pero ni siquiera estoy seguro de que haya sido personal. Cuando pasó eso me trataban de contactar pero yo estaba de vacaciones y contestó muy bien mi hermano: “Bueno, eso es lo que pasa cuando el viejo gorila alfa se encuentra con un nuevo gorila alfa que llega a la manada y entonces se da cuenta de que se tiene que ir a morir”. Fue muy divertido. Igual quiero decir que Bon Jovi tiene buenos temas. Pero no comparado con nosotros, obviamente.
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