Te mostramos un proyecto de arquitectura paisajista que supo adaptarse a las condiciones climáticas del lugar sumando plantas nativas y perennes de fácil mantenimiento.
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El primer proyecto de paisaje fue en el año 2006, alrededor de la casa ya construida y remodelada. El terreno, que un día fue monte, contaba con ejemplares añosos de árboles nativos, como quebrachos blancos (Aspidosperma quebracho blanco) y algarrobos (Prosopis sp.).
Desde el principio la idea fue respetar el espíritu del monte cordobés, esa mezcla de inmensidad y pequeñez que el sitio generaba, aportándole identidad. Por ello se utilizaron especies nativas –como Opuntia quimilo y distintas variedades de cactus, cina cina (Parkinsonia aculeata)– acompañadas por especies naturalizadas o exóticas –como Agave americana– y otras variedades de suculentas, y gramíneas –como Pennisetum rupelli y Paspalum haumanii–; todas especies adaptadas al clima de la zona.
- Obra: Casa particular
- Lugar: Villa Allende, Córdoba
- Proyecto de arquitectura: Arq. Alejandra Alipi; remodelaciones: Arq. Héctor Díaz, Arq. Carolina Ruival
- Proyecto de paisajismo: Carola Marfort, Carolina Reyna (propietaria)
- Superficie intervenida: 2000 m2
- Año de ejecución: 2006 a 2021
Ese primer proyecto fue mutando con los años, ya que la dueña de casa, diseñadora de interiores y luego de jardines, comenzó a interesarse y apasionarse por la jardinería. Con esta personalidad inquieta y siempre consultando para no perder la esencia, el jardín fue pasando por distintas etapas. Así, diferentes rincones y remodelaciones se sucedieron a lo largo del tiempo, según las necesidades que fueron surgiendo.
En los viajes, sus dueños traían distintos recuerdos para plasmar en el jardín, siempre respetando el alma del lugar. Se incorporaron especies como Beschorneria yuccoides, Bougainvillea sp., Dietes bicolor para aportar fuerza al diseño con su colorido y poco requerimiento hídrico. También se multiplicaron suculentas, que ganaron gran protagonismo.
La entrada principal a la casa, sin mucha gracia, molestaba a su propietaria; fue entonces cuando en conjunto con la arquitecta Carolina Ruival, que ya había trabajado en previas remodelaciones, se convocó a la paisajista Carola Marfort.
Se planteó algo distinto: un patio de ingreso que no compitiera con las líneas de la construcción, que tuviera fuerza en sí mismo, que se uniera al resto del jardín en forma y contenido. Se eligieron formas puras, simples y pregnantes. Una casa donde cada rincón tiene un sinnúmero de macetas redondas fue el punto de partida para utilizar el círculo.
El discurso del piso y las plantas se repite y respeta para dar unidad a todo el jardín. De las ya existentes, se eligieron plantas perennes y de fácil mantenimiento: Dietes bicolor, que dan cierta altura y se los ve verdes todo el año. Las suculentas como Echeveria ‘Blue Bedder’ actúan como cubresuelo, acompañando el solado de piedra y aportando, en una determinada época del año, una intensa floración. Un banco de material hace de límite, y a su vez sostiene unos olivos y una praderita que atrae fauna nativa y recuerda el espinal.
Los olivos se repiten en la vereda, anticipando lo que va a aparecer en el patio de entrada, y se “cosen” al monte a través de su coloración grisácea, permitiéndoles a los dueños tener esta especie tan querida.
Síntesis del jardín
- Estilo: El espíritu del monte cordobés, pero con una mirada contemporánea.
- Lo más difícil: Los perros aplastando las plantas.
- Un lujo: La dueña de casa jardinera.
- Una sorpresa: Cada rincón que va agregando.
- Contacto: carolamarfort1@gmail.com IG: carolamarfortpaisajismo