Un departamento con muchos más años que metros volvió a ponerse en carrera con colores fuertes, un uso distinto del espacio y el equilibrio justo entre lo mucho y lo poco.
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“Nos mudamos con la idea de reformar, pero quisimos vivir el departamento antes de hacer cualquier movimiento: en un espacio chico, la mínima decisión tiene consecuencias notables”, nos contaba la diseñadora sudafricana Janine Mollentze, dueña de casa.
Así fue que ella y su pareja achicaron la búsqueda inmobiliaria a todo lo que dijera “con potencial”, “para mejorar” o “a remodelar”. Se tenían confianza y, sobre todo, les pareció que ese parámetro les iba permitir encontrar algo económicamente accessible, pero con carácter.
“Me encantan los interiores escandinavos, tan cálidos y tan sencillos. Al combinar elementos contemporáneos con otros de mercado de pulgas sobre un esquema de color neto, conseguimos el efecto vintage-moderno que buscábamos”.
El piso existente, de madera oscura, se pintó de gris con un tinte celeste para aclarar el ambiente y actuar como moderno partenaire del negro y el gris plomo.
En el paso hacia la cocina, este rincón reproduce sus temas favoritos en versión sintética.
Decisiones de fondo en la cocina
“No queríamos gastar mucho, pero tampoco ceder tanto en lo estético. Las alacenas que había eran espantosas, y estaban demasiado arruinadas como para restaurar. Las sacamos de cuajo y solucionamos el tema con estantes abiertos… y vajilla nueva”. Hoy, la cocina tiene un aire de bar. A diferencia de la mesa vintage del comedor, la de acá es nueva, pero se repite el modelo de sillas.
Una varilla de madera remata los azulejos que pintaron de gris plomo y se asocia a los estantes.
Suite compacta
“El secreto para acondicionar un ambiente reducido es elegir elementos que ofrezcan máxima funcionalidad, porque lo natural es que cada espacio tenga más de un uso. En el rincón frente a la cama, ubicamos un escritorio compacto, pero cómodo, y que no interrumpe el paso al baño en suite”.
En una movida sencilla pero cargada de estilo, los azulejos se pintaron de gris (como ocurrió en la cocina) y la bañadera existente, de negro, al igual que la puerta.
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