Balance 2025: el arte latinoamericano, en el foco de la atención global
Volvió a crecer este año la atención internacional sobre el talento creativo de la región; la reciente compra de la Colección Daros Latinamerica por Eduardo Costantini fue uno de los principales hitos
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Llegó a fin de año, para confirmar la tendencia de 2025: la noticia de que Eduardo Costantini compró la Colección Daros Latinamerica, con más de 1200 obras de arte contemporáneo que complementarán el acervo del Malba, volvió a llamar la atención global sobre el arte de la región.
Apenas diez días antes el foco había estado puesto en Art Basel Miami Beach, donde la artista chilena Cecilia Vicuña ganó la principal distinción de los flamantes Art Basel Awards. Algo así como los “Oscars del arte”, un premio comparable al León de Oro de la Bienal de Venecia.

Tal vez como resultado de la última edición de la “madre de las bienales”, curada por primera vez por un latinoamericano, la escena internacional demostró estar más atenta al talento creativo de estas latitudes. Otro ejemplo es la reciente venta de una pintura de Frida Kahlo en Sotheby’s por 54,6 millones de dólares, cifra que marcó un récord en subastas para el arte de la región y para las mujeres a nivel global.

La expectativa ante una nueva era de oportunidades comenzó a crecer en marzo, cuando se anunció que el Museo Nacional de Qatar alojaría entre abril y julio la primera gran exposición de obras de la región en Asia occidental y el norte de África, con 170 piezas del Malba y de Costantini. Ese mismo mes, este último recibió en Madrid el Premio Internacional de Mecenazgo por su aporte a la difusión mundial del arte latinoamericano.

La muestra en uno de los países más ricos del mundo, que formó parte de un programa destinado a estrechar lazos culturales con la Argentina y Chile, estuvo acompañada por una escultura inflable de Marta Minujín exhibida también en Roma. En el Design District de Miami se presentaron otras similares de la artista más popular de la Argentina, que pasó a estar representada en cuatro museos de Nueva York mientras su obra La Menesunda recorre museos de Europa. El 2025 incluyó además la proyección de una película sobre su vida en Malba y la producción de una monumental Torre de Pisa de Spaghetti, durante una Noche de los Museos que batió récords, para celebrar los 45 años del Centro Cultural Recoleta.

Otros aniversarios que se festejaron fueron las seis décadas de la galería Ruth Benzacar, medio siglo de Palatina, cuarenta años de Sur y quince de Nora Fisch; diez de Bienalsur, 120 del nacimiento de Antonio Berni y cien del de Carlos Gorriarena. En la escena local también hubo reconocimientos –a Marion Eppinger, Delia Cancela, Adriana Rosenberg y Costantini, entre otras- y despedidas. Como el adiós a Luis Felipe “Yuyo” Noé; Jorge Helft; Teresa Anchorena; Alfonso Castillo; Eduardo Rodríguez; Martha Le Parc; Juan Lecuona; Alberto Elía, Roberto Elía y Carlos Calvaresi.

La escena federal ganó protagonismo gracias a Conexión arteba, un nuevo programa que debutó en San Juan y Mendoza e incluyó un foro internacional. También se consolidaron varias ferias impulsadas desde las provincias, con apoyo digital de Diderot.Art, y se inició desde Arthaus una gira nacional de la instalación Argentina, que marcó un récord al ser comprada el año pasado por Andrés Buhar.

Otro coleccionista con un rol cada vez más visible en la difusión del arte latinoamericano es Ariel Aisiks, fundador del Instituto de Estudios sobre Arte Latinoamericano (Islaa), cuya sede neoyorquina alojó en 2025 muestras que incluyeron las dedicadas a Luis F. Benedit, Diana Dowek, Marcia Schvartz, Alicia Herrero, Ana López y Cristina Schiavi, entre muchos otros. Esta institución también adquirió este año el archivo documental de Dalila Puzzovio; donó obras de Minujín al Met y al Whitney de Nueva York, y jugó un papel clave para que se concretara la venta de la colección Daros Latinamerica.

En Nueva York llamó también la atención este año Alan Faena, con la inauguración de un hotel intervenido por artistas argentinos como Edgardo Giménez, Juan Gatti y Diego Gravinese. Luego, celebró una década en Miami con una monumental biblioteca giratoria creada en la playa por la británica Es Devlin. Allí también sonó fuerte el nombre de Leandro Erlich con la instalación submarina que inauguró el Reefline, proyecto impulsado por Ximena Caminos.

Entre los “embajadores” del arte latinoamericano se cuentan también otros argentinos como Amalia Amoedo, que impulsa becas y residencias a través de la fundación que lleva su nombre en José Ignacio -donde la Fundación Cervieri Monsuárez inauguró el año con una muestra dedicada a Gabriel Chaile- y Diego Costa Peuser, que tomó la posta de su padre en la dirección de editorial Arte al Día, fundada hace casi medio siglo. Este proyecto familiar fue el germen de Pinta, una plataforma internacional que hoy organiza tres ferias en Lima, Buenos Aires y Miami; semanas del arte en ciudades de distintos países de la región –como Paraguay y Panamá- y el circuito porteño Gallery.
Este mes, durante la Miami Art Week, Pinta no sólo fue un éxito de ventas. Recibió visitas de importantes curadores y directores de museos –como Pablo León de la Barra, del Guggenheim, y Manuel Segade, del Reina Sofía- y grandes coleccionistas de arte latinoamericano como Ella Cisneros, Alberto “Tito” Rebaza y Jorge Pérez.

Este último, nacido en Buenos Aires de padres cubanos y fundador de la desarrolladora Related en Estados Unidos, donó al Pérez Art Museum Miami (PAMM) decenas de millones de dólares y obras de grandes artistas latinoamericanos como Wifredo Lam, Diego Rivera, Joaquín Torres-García, Antonio Berni y Alejandro Xul Solar. En El Espacio 23, donde exhibe su colección, alojó este año en una residencia al rosarino Manuel Brandazza, una de las revelaciones de la región en la última edición de Art Basel Miami Beach.

Hasta allí llegó Leonardo Cifelli, secretario de Cultura de la Nación, para ofrecer su apoyo al arte argentino en una reunión organizada por la cámara de galerías Meridiano y arteba. Esta fundación celebró en 2025 dos décadas del Programa de Adquisiciones de Museos, que permite sumar a los acervos institucionales obras de artistas argentinos. De esa manera adquirió por ejemplo el Moderno dos de las quince piezas que compró en la feria.
Los amigos de los principales museos volvieron a ofrecer un apoyo clave en ese sentido. En el Moderno, el Bellas Artes y el Malba, organizaron además galas y fiestas inolvidables para recaudar fondos. Demostraron así su aporte a una poderosa red que sostiene la escena local, en la que también juegan papeles fundamentales las fundaciones Proa, Larivière, Santander, Andreani y Arte x Arte.
En un año que sorprendió con malas noticias como el robo al Museo del Louvre y la quita de financiamiento para la obra que representará a la Argentina en la Bienal de Venecia, Buenos Aires ofreció variedad y calidad: hubo muestras para todos los gustos como Pop Brasil, Liliana Porter y Guillermo Kuitca en el Malba; Egipto en el Bellas Artes; Alberto Churba en el Decorativo y Rogelio Polesello en el Centro Cultural Borges. En fotografía volvieron a brillar, entre otros, Adriana Lestido, Marcos López y Anatole Saderman. Para celebrar, diría Joaquín Sabina, nos sobran los motivos.

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