El single de Superunknown fue escrito por el fallecido artista a partir de una curiosa inspiración; años después, el frontman de la banda de Seattle aclaró el verdadero significado detrás del tema
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Soundgarden se encontraba trabajando en su cuarto álbum de estudio, Superunknown, cuando Chris Cornell sintió que le faltaba una pieza al rompecabezas, una canción que encapsulara las dicotomías que yacen en otras composiciones del disco, uno que representaba un gran desafío para la banda de Seattle: “Era más diverso en cuanto a sus influencias”, declaró el recordado Cornell. “Queríamos experimentar y demostrar la versatilidad que estaba escondida”, sumó. Soundgarden nunca persiguió los hits, el objetivo de la banda era otro: indagar en sonidos que habían quedado relegados mientras el grupo emergía como uno de los grandes referentes del grunge.
Por lo tanto, su gran éxito llegó de manera inesperada, inicialmente con un Cornell que tomaba ideas antes, durante y después de ese paseo que, desde julio a septiembre de 1993, realizaba cotidianamente, un viaje de menos de media hora de su casa al estudio Bear Creek de Woodinville, en Washington. Entre esas ideas, había una que necesitaba cobrar forma, una plegaria para que ese “sol de agujero negro” apareciera para “lavar la lluvia”. Para Cornell, esa atípica figura simbolizaba un “vacío, un círculo de nada” que se contraponía a la imagen del sol como “el proveedor de toda vida”. Para el cantautor, la búsqueda era esa: yuxtaponer el fulgor con el ocaso. “También quería mostrar cómo la esperanza siempre se esconde dentro del malhumor cotidiano”, remarcó.
El sinsentido que inició un fenómeno
“Black Hole Sun” es, sin dudas, la canción que acercó a Soundgarden a las masas, el tema que se posicionó primero en el ranking de Billboard durante siete semanas, y que fue elegida como una de las mejores canciones de rock de todos los tiempos por revistas como Q y Rolling Stone. Al momento de su composición, en cambio, nada parecía tener sentido para Cornell. “Me di cuenta de que lo que estaba escribiendo en mi cabeza reflejaba fielmente mis pensamientos inconexos que empezaron cuando, antes de salir para el estudio, escuché a un conductor de noticieros decir las palabras ‘black hole sun’ (’sol de agujero negro’) y estas se quedaron conmigo”, recordó. “Lo primero que pensé fue esa unión de palabras podían darle título a una canción, pero lo que más me costó encontrar fue el sonido”, añadió, en alusión a ese famoso solo de guitarra que le da otra tesitura a la canción, aquel que la condujo a la inmortalidad inapelable.
Al día siguiente, fue al estudio con la melodía y compuso en pocos minutos la letra. Para Cornell, era fundamental respetar esa corriente de conciencia que había dejado fluir. En ese momento, su principal preocupación era que la banda no aprobara la canción. “Pasé de creer que la iban a rechazar a grabar el gran hit del grupo”, añadió el artista, quien trabajó codo a codo con el guitarrista Kim Thayil para encontrar el sonido definitivo. “Usamos unos parlantes que le daban a la melodía una impronta medio Beatle, y así pasó a tener una impronta, algo distintivo, esos arreglos cambiaron la canción completamente”, apuntó Thayil, quien aludió a cómo Cornell concibió un tema que se movía en los grises, precisamente en ese contrapunto entre la desesperanza (“bajo lo negro el cielo parece muerto”) y el deseo de cambio (“rezo para mantener mi juventud”). “No era una canción segura, pero tampoco era un vidrio incrustado en el ojo de alguien, era esa cucharada de azúcar que te tomás después de una medicina que no sabe bien para poder digerirla. Luego, pasó a ser el ‘Dream On’ de nuestro setlist”, añadió el guitarrista, en alusión al hit de Aerosmith de su álbum homónimo.
Para el productor del tema, Michael Beinhorn, “Black Hole Sun” fue como “un rayo” que cayó súbitamente, experiencia que nunca logró olvidar. “Hasta mi último suspiro voy a recordar lo que sentí cuando la banda tocó el tema por primera vez, escuché las primeras notas y el rayó me tiró al piso, quedé absolutamente desconcertado. Cuando pienso en ese día, siento escalofríos”, remarcó Beinhorn. En efecto, es difícil no caer rendido a esa primera frase perfectamente interpretada por Cornell: “En mis ojos, indispuesto, en disfraces que nadie conoce”. Quizá por la melodía, quizá por el riff que subyace y ruega por salir a la superficie, por mucho tiempo “Black Hole Sun”, tercer single del nominado al Grammy Superunknown tras los lanzamientos en 1994 de “Spoonman” y “The Day I Tried To Love”, fue un tema incomprendido. Así lo sentía Cornell cada vez que le sacaba la nariz al payaso para aludir a su leitmotiv.
“Sentí que no me entendían”, llegó a decir el frontman del grupo. “‘Black Hole Sun es una canción muy triste”, aseguró. “Entiendo que la melodía es bella, y que eso lleva a pensar que el tema es alegre, pero esa noción es completamente ridícula”, sentenció y aseguró que la canción era una rareza dentro del catálogo de Soundgarden. “Fue curioso lo que sucedió porque nuestros temas siempre fueron muy congruentes en su composición, en cada canción había una idea central que se podía identificar fácilmente, pero no era el caso de ‘Black Hole Sun’, que nunca tuvo un hilo conductor”. Para Cornell, el significado se le presentó cuando terminó de componerla. “Pasé de estar en un escenario surrealista y lúdico por cómo jugaba con el título a completar el panorama, pero siempre fue una canción que compuse como si estuviera pintando un cuadro, las imágenes que se desprendían eran incongruentes, costaba que la idea pudiera aparecer eventualmente”.
Al momento del lanzamiento de “Black Hole Sun”, el 13 de mayo de 1994, el icono del grunge, Kurt Cobain, se había quitado la vida un mes antes y había dejado un vacío enorme. Muchos críticos hicieron referencia a cómo Soundgarden, con su hit de Superunknown, había generado un destello de luz, si bien Cornell, quien también se quitaría la vida (el 18 de mayo de 2017), ya había aclarado que no era tema optimista, aunque sí creado dentro de un contexto de “absoluta libertad”. “Es muy difícil pertenecer a la industria de la música”, explicó. “A medida que uno va creando más y más cosas, puede aparecer gente que se muestre enojada o desilusionada por lo que hacés y que te desheche para irse con otra persona que esté dispuesta a darle exactamente lo que quiere, es una profesión en la que se clavan muchos puñales por la espalda, pero a Soundgarden nunca le pasó eso, mantuvimos una tenacidad que nos llevó a trabajar tranquilos”.
Un video icónico de la era MTV
Todo empezó con una idea del realizador británico Howard Greenhalgh. “Él sólo pensó en el concepto, a nosotros nos costaba adquirir entusiasmo, queríamos ir al set y tocar”, declaró la banda al recordar cómo se gestó uno de los videoclips de rocks más populares de todos los tiempos, ese viaje al centro de la pesadilla suburbana. En el brillante trabajo del director, se puede ver al grupo tocando en un campo mientras, en paralelo, se muestran imágenes de rostros distorsionados de habitantes de un barrio á la Terciopelo azul de David Lynch. Las sonrisas desproporcionadas, los inquietantes ademanes y esos ojos desorbitados contribuyen “al clima apocalíptico” que buscaba Greenhalgh, y que efectivamente logró transmitir.
“Cuando hacés un videoclip, lo primero que pensás es que ojalá la canción tenga un buen título, y por supuesto esto sucedió con ‘Black Hole Sun’”, recordó el director, quien luchó por meses hasta conseguir la aprobación de la banda. “Pensé que no me iban a dar el trabajo”, reveló. “Porque les propuse este concepto sci-fi de un mundo que está llegando a su fin mientras sus habitantes están sonriendo”. Para su sorpresa, a Soundgarden le gustó la idea. “Nos solían molestar los videos, no nos gustaba filmarlos porque salían siempre mal y nos decepcionábamos”, explicó Thayil. Sin embargo, con Greenhalgh se produjo una instantánea sinergia. “No teníamos de qué quejarnos, lo que propuso nos gustó mucho”, añadió el guitarrista. “Mi instrucción principal para los actores fue que se comportaran como psicóticos”, bromeó el director de un video icónico en el que una muñeca Barbie se derrite en simultáneo a una letal invasión de abejas, entre otros indelebles fotogramas.
El legado de “Black Hole Sun”, se mantiene, 30 años después, completamente intacto. Para su productor, la clave de esto no solo reside en la composición de Cornell per se sino en su interpretación. “Parecía una canción imposible de cantar, pero él supo cómo hacerlo de un modo en el que arrastraba al oyente al tema”, explicó Beinhorn. “Chris tuvo la capacidad de crear algo intoxicante que te atrapaba y que mantenía tu atención, sin importar lo que estaba sucediendo alrededor”.
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