Natalie Pérez hoy cumple 34 años, de los cuales 23 están atravesados por la vida artística. Como varias actrices de su generación, a los 11 debutó en Chiquititas, aquel semillero creado por Cris Morena, y no paró más. "Gracias a mi tenacidad y esfuerzo, mis ganas de progresar, poniéndole tanto amor y pasión, puedo decir que vivo el cosecharás tu siembra", reconoce la actriz en relación a este presente que la encuentra lanzando Detox, su nuevo disco definido por los sonidos de la rumba, el bolero y la cumbia que hoy, como celebración de cumpleaños, verá la luz. "Ya en mi primer material tenía una influencia latinoamericana, es la música que me gusta, la que escucho. No sé inglés, eso hace que me acerque a lo hispano", se sincera orgullosa de su nuevo material de producción independiente y feliz de un presente que también la encuentra ante su inminente participación en MasterChef Celebrity Argentina, donde reemplazará durante algunas semanas a El Polaco, un sueño para una aficionada a la cocina como ella.
Además, esa cosecha de la que habla también tiene que ver con que, en pocos días más, comenzará a rodar diez episodios de Pequeña Victoria, aquella tira de Telefe que, pandemia mediante, se convertirá en una serie rodada en exteriores. Y, pasado el verano, en el mes de marzo volverá a ponerse en la piel de Pilar, la exmujer del personaje de Sebastián Wainraich, en Casi feliz, la exitosa historia que se pudo ver por Netflix este año.
Lejos de encasillarse, le interesa expresarse en los más diversos lenguajes, incluso frente a las hornallas. "No sé cuánto voy a estar en este mundo, pero lo que sea lo voy a disfrutar". Una buena forma de pararse ante la vida la de esta vecina nacida y criada en Villa Urquiza que encuentra en la música una de sus más profundas maneras de contar y contarse la vida: "Todo lo que gano en la actuación, lo invierno en mi proyecto personal, en mis ganas de hacer mis canciones".
Un viaje
En 2019 decidió patear el tablero y mandarse a mudar. No había enojo sino ganas de encontrarse con artistas que ella reconocía como inspiraciones válidas y hasta posibles colaboradores de su nuevo disco. Allí no solo nació el material que hoy ve la luz, sino que también se convirtió en una travesía catártica, de esas que, cada tanto, hacen bien. "Me fui buscando desintoxicarme, ver shows en vivo, lo que me permitió conocer un montón de artistas con los que me terminé relacionando para empezar canciones nuevas o terminar otras que ya estaban en camino. Fue una forma de juntar fuerzas y concretar esa mixtura de artistas que hoy vemos en todos lados", dice desde el patio de su casa en la que vive con tres mascotas y rodeada de plantas. David Aguilar y Los Rumberos de México y Robbie Meza de Venezuela fueron algunos de los nombres que participaron colaborativamente en el material que la cuenta a Natalie Pérez como autora de todos los temas, muchos de ellos con la presencia inspiradora de los colegas con los que compartió su viaje.
En mi primer disco recomendaba un té de tilo, ahora recomiendo un Detox
"Me encantan las melodías, cuando aparecen las voy grabando en el celular, voy con ellas en la cabeza", explica ante esos procesos creativos que le permiten desarrollar la que es, quizás, su mayor pasión. "Fue muy importante compartir la música con artistas que no me conocen y que no tienen una idea desarrollada sobre mi persona ni ningún prejuicio al respecto. Fui a donde nadie me conocía porque soy muy emprendedora, me liberé y me solté a crear". No será la primera vez que mencione el prejuicio, acaso uno de esos tópicos que hacen a la intoxicación personal.
Detox, que hoy vio la luz en las diversas plataformas digitales, define su emocionalidad: "Creo que hay que desintoxicarse de pensamientos, de etiquetas. En mi primer disco recomendaba un té de tilo, ahora recomiendo un Detox".
-¿Qué implica una desintoxicación emocional?
-Es limpieza, reinventarse, liberarse de pensamientos y emociones tóxicas que aparecen, por ejemplo, cuando las revistas nos muestran la perfección en el humano y luego la realidad es otra. También es abrirse de la gente tóxica y de los prejuicios.
Otras vez aparece la posibilidad de la mirada ajena embestida por los preconceptos, acaso porque siente que no siempre el medio le permite a un artista involucrarse en la pluralidad de los lenguajes expresivos: "De las etiquetas es de algo de lo que me quiero desintoxicar. El mundo cambió y ya nada es tan estricto como antes, gracias a Dios. Si Dios estuviera en el 2020 seguro di: ´Si chicos, está todo bien, evolucionemos, saquemos las etiquetas´".
-¿Creés en Dios?
-Creo. La espiritualidad creció muchísimo en esta cuarentena, fue un hallazgo encontrarse en soledad en estos días de encierro.
-¿Cómo transitaste el confinamiento?
-Como estos son mis primeros pasos en la música, disfruto muchísimo y estoy aprendiendo un montón. Toda la cuarentena la invertí en aprender piano y guitarra, en estudiar música y entenderla desde otro lugar. Creo que los artistas somos los que más no estamos divirtiendo, el momento de ocio es necesario para la creatividad que la vorágine del día a día no permite. La introspección es esencial para crear. De todos modos, cada cual vive su situación personal y sus propios momentos. Hay gente con muchos hijos en la casa y eso se convierte en un caos. Siento que quienes se dedican al arte tienen mucho más tiempo para hacer eso. Ante eso creo que fuimos los que más nos divertimos. Obviamente, lo económico es catastrófico para los artistas, por eso digo que el arte es la posibilidad de equiparar la realidad con algo bonito.
Herencias
"A los hombres no se les pregunta si quieren ser papás, en cambio a las mujeres sí por la maternidad", se molesta la actriz ante las reacciones de la sociedad que, aún hoy, no siempre son equitativas. De todos modos, en ella la concepción es un deseo concreto: "Quiero atravesar la experiencia de la maternidad y conocer ese famoso amor incondicional del que hablan. Hay chicas a las que no les interesa y eso está buenísimo también, el Detox es a todo", reflexiona la actriz que realizó un procedimiento de congelamiento de óvulos en sintonía con ese deseo de ser madre. "Soy joven, pero hay una diferencia entre la juventud y el reloj biológico. Lo hice a modo preventivo por si, por alguna razón de la vida, no encuentro un amor para compartir la maternidad o si aparece algún inconveniente de salud. Lo mejor era hacerlo cuanto antes porque los óvulos jóvenes son más eficientes".
En su familia, todos de Villa Urquiza, la buena mesa era y es una constante: "Mi mamá y mis abuelas cocinan desde siempre y mi papá hace los domingos cuatro kilos de fideos para todos". Ahí está el germen de esta cocinera cuya especialidad son las milanesitas de cerdo con batatas caramelizadas. Su llegada a MasterChef Celebrity la mostrará en una faceta reservada a su vida personal. "Entro más como fan que como celebrity. No puedo creer estar ahí, me olvido que soy actriz y cantante, lo veo a Donato y me vuelvo loca".
-¿Siempre te interesó la gastronomía?
-Creo que lo que más he visto en mi vida son programas tipo Utilisima o El Gourmet, me encantan. Puedo levantarme a cocinar a las tres de la mañana porque me tenté con una milanesa que vi en la tele. Durante la cuarentena hice las cuatro comidas y me cociné todos los días, algo que no siempre hacen los que viven solos. Nunca pedí un delivery porque quería comer sano y rico. Eso es amor y también es un momento de expresión, porque cocinar te retrotrae a tu historia, a la infancia o a lugares que hayas visitado. Además, entra en juego el olfato, el tacto, la vista. Cuando estoy medio cruzada, me pongo a cocinar.
Este viernes hará un vivo en YouTube para mostrar los temas de su nuevo disco y conversar con sus seguidores: "Será desde mi casa y gratuito para que la gente se sume y se divierta", reflexiona mientras sueña con la posibilidad de presentarlo en vivo cuando la pandemia sea un recuerdo. Detox define este momento de su vida en el que está convencida que "la pandemia nos une a todos en lo mismo. Es una alerta para replantearnos un montón de cosas de nuestras vidas, desde la alimentación hasta el cuidado del planeta". Fue aquella cándida Clementina de la última versión del famoso musical El diluvio que viene, será por eso que apela, para simbolizar este momento, a aquella canción, "Las hormigas", uno de los temas más recordados de la obra: "Más dos hormigas, hacen dos hormigas un ejemplo de solidaridad". En su voz suena delicioso. "El cuidado hoy es personal, todo empieza por casa, pero en la vida las cosas se hacen de manera coral", finaliza.
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