La diseñadora Jayne Wunder reformó una casa tradicional en la más glamorosa de las islas del Egeo, que todavía conserva su fama de residencia de los dioses.
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Brillante contra el cielo azul de Mykonos, esta casa fue parte de una Edición Limitada de Living en 2009. A pesar de tantos años transcurridos, su estilo resulta absolutamente actual: está en sintonía con su entorno natural y cultural, está construida con una mínima variedad de materiales (nobles y del lugar), tiene una paleta acotada que se relaciona con el afuera y una estricta selección de muebles que combinan la madera en bruto con clásicos modernos en blanco. Los invitamos revisitarla.

Con sensacionales vistas del Mar Egeo, Villa Orfeo es un oasis de lujo en medio de un paisaje sublime. Jonny y Katie Friedman, sus dueños, dejaron la ambientación en maños de la renombrada diseñadora sudafricana Jayne Wunder.

"No dudé en elegir la simplicidad antes que la opulencia. Este concepto de pureza asegura que las vistas estén en el centro de la escena: las enmarca y deja su belleza intacta."
Jayne Wunder, diseñadora a cargo del interiorismo

"Quería piezas minimalistas que se adaptaran a las proporciones del espacio; y robustas, para resistir el ritmo de una familia con tres chicos. Rápidamente, llegué a la conclusión de que lo mejor era hacer muebles a medida. Y laqueados, el acabado perfecto para la atmósfera moderna y etérea que queríamos conseguir".

Sutiles referencias a la isla

Un grupo de artefactos colgantes le da al discreto living la nota extraordinaria. Creadas por George Nelson en 1947, las lámparas modelo ‘Bubble’ –que han sido relanzadas por la firma Modernica- traen al interior el recuerdo de erizos y caracoles marinos.
En medio de la composición de acuarelas que muestran figuras caminando hacia la orilla, se mezclaron espejos que reflejan los destellos del mar.

"En vez de incluir artesanías, quise abordar las referencias culturales de un modo fresco, como con este cuadro, que habla de Mykonos desde un lugar menos obvio".
Sueño blanco

Para asegurarse de que la suite fuera un refugio de calma, la diseñadora utilizó el blanco en distintas capas, de modo de suavizar el piso de piedra.
La inconfundible silueta de la ‘Plywood chair’ de Charles Eames se recorta contra un ángulo del dormitorio, más allá de la cortina de tul. Junto a ella, nuevamente un óleo de gran tamaño se apoya en el piso para traer color y aires folclóricos.