Azul, madera, piedra, cemento y hormigón son las constantes en esta construcción cerca del mar.
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“Para la puerta de entrada, la referencia fueron las casas de Santorini. Nos gusta mucho la intensidad de esos azules”, comparte la dueña de ésta, levantada a en José Ignacio, a miles de kilómetros de distancia de Grecia.
La arquitectura de playa tradicional no ignora nunca el cielo turquesa que provee una cáscara contundente que protege del resplandor sin apagar la luz.
Armonía y calidez con aires del Mediterráneo
"Pensamos una materialidad simple: usamos madera, piedra, cemento y hormigón, pero con el detalle de trabajarlos de diferentes modos para lograr la armonía y la calidez que los dueños buscaban."
Arq. Jorge Mazzinghi, del Estudio Mazzinghi-Sánchez, a cargo del proyecto y la dirección
“La losa de hormigón quedó a la vista en algunos sectores, como el pasillo de entrada; en el living-comedor, está revestida con madera pintada de blanco, lo que suma otra textura discretamente”, dice Mazzinghi, del estudio Mazzinghi-Sánchez.
“Para la decoración interior trabajamos con los arquitectos y con la diseñadora Dolores de Álzaga, especialmente en los textiles. Elegimos colores claros con acentos en los tonos de azul”
“Para el paisajismo nos gustaba la idea de tener salvias, lavandas y agapantos. Son plantas aptas para este clima y se llevan cromáticamente bien con la casa”.
Uniendo lo viejo y lo nuevo
“Buscamos un mix de muebles nuevos y viejos, con pátinas antiguas pero coloridas para que se destacaran contra los fondos blancos”, dice la dueña de casa.
Camas con respaldos de madera y mimbre. Alfombras de hilo de la India. A las serigrafías de flores y pájaros las compraron en Buenos Aires.
Aire libre con verde y comodidad
Los espacios semicubiertos están tratados como ambientes primordiales. El Estudio propuso dos galerías diferenciadas: una, en relación con el estar; la otra, con la cocina. La pileta, conectada con esta última es territorio casi exclusivo de los chicos.
Separadas, las galerías se vinculan por proximidad, por estructura y, sobre todo, por la pared de piedra que les da interés y sensación de cobijo.
“Las paredes de ladrillo tienen revoques pintados a la cal, salvo el exterior del volumen destinado al estar, que se revistió con piedra local en tonos óxido y tierra para contrastar con la claridad de los interiores”, nos explica Jorge Mazzinghi.
La presencia natural que se asocia con el paisaje es, también, una de las encargadas de construir la experiencia.
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