Entre recetas con olor a naftalina, ironías acompañadas de traiciones e invitados con un humor a prueba de todo, la tele dejó momentos para todos los gustos
- 5 minutos de lectura'
Cuando Marcelo Tinelli comienza a ironizar durante un “falso” enojo, más vale estar atento. Al conductor de “La Academia” le sobra sentido del humor, pero también le falta paciencia cuando se pone en juego su producto. Esta semana se la agarró con el bailarín de Luciana Salazar -que se mudó al programa de Guido Kaczka- y la molestia se le notó bastante.
En la segunda edición de Polémica en el bar, y amparado por las sombras de la trasnoche, Mariano Iúdica se puso a jugar con globos de helio; además de trillada, la gracia casi termina mal cuando tuvieron que asistir a un mareado Matías Alé. Mientras en Match Game, Ronnie Arias contó el día que lloró a un muerto equivocado
Marcelo Tinelli, Guido Kaczka y la historia de una traición
Las peleas de la tele son todas de mentira, hasta que son de verdad. Por más que el lente de la cámara es amplificador y es capaz de provocar un ataque de llanto por una uña quebrada, cuando entra a jugar la ironía, la cosa toma otro cariz. Al menos es así en el universo de “La Academia”, donde los códigos son claros: en todos los chistes de Marcelo Tinelli hay algo de verdad.
Esta vez el destinatario de la munición gruesa del conductor fue Jorge Moliniers, bailarín de Luciana Salazar y personaje con cierto perfil mediático de la productora. Parece ser que alegando una lesión, el muchacho dejó plantado al equipo; pero no se fue al médico, sino a otro programa. Al menos así lo escrachó con ensayada malicia Ángel de Brito en pleno show: “A mí me parece que de lo que está fatigado es de este equipo, porque yo lo vi bailando en el programa de Guido Kaczka”. El comentario del jurado sirvió como disparador para que Tinelli se hiciera un festín mientras que, luego de un nada disimulado gesto, aparecieran en pantalla gigante las imágenes del susodicho en el programa vecino. “¿Qué le diagnosticó Furman, que vaya a otro programa? ¿Le recetó: ‘Váyase de ahí y tómese dos grageas de Kaczka’? Lo voy a ver en el programa de Guido, a ver cómo está. Esto es una traición”, disparó. Todo muy gracioso, pero puertas adentro dicen que la actitud del bailarín no gustó ni un poco, así que por ahora parece que “Jorgito” Moliniers es persona no grata en Don Torcuato.
Los mareados
El desembarco de una segunda edición de Polémica en el bar en la trasnoche de América (para ocupar el lugar que el equipo de Intrusos hacía rato quería dejar), no hizo más que reafirmar el agotamiento de una propuesta que llega a su última función sin aire y pidiendo el cambio. A favor hay que decir que a los postres han armado una mesa concurrida y variada, con elenco estable de humoristas y algún que otro invitado que en los papeles termina oficiando más de reidor que de entrevistado. Hasta ahí, vaya y pase.
El problema llega cuando en pos del “todo vale nocturno” se termina apelando a recursos tan vetustos como decir cualquier cosa después de aspirar helio. Arrancó como un sketch capitaneado por Gladys Florimonte y Claudio Rico, pero enseguida tomó la posta Mariano Iúdica, que improvisó el mencionado juego, con entusiasmo de animador de fiestas infantiles. Después de una serie de intentos exageradamente festejados por el entorno, el conductor sumó a Matías Alé. Pero la ocurrencia tuvo un resultado tragicómico, cuando el actor terminó mareado por aspirar tanto gas y tuvo que sentarse en una banqueta hasta recuperarse. Para futuras trasnoches no habría que descartar la guerra de huevazos o de tortas de crema o si no, en el mejor de los casos, poner un capítulo de Los tres chiflados.
El velorio equivocado
No es de ahora, aunque es cierto que con los años Ronnie Arias ha perfeccionado su “decir” hasta convertirse en alguien que puede contar la anécdota más bizarra e incómoda, y conseguir inmediatamente la empatía y la sonrisa del que lo escuche. El conductor pasó por el voluntarioso Match Game y rápidamente se desmarcó de sus compañeros a fuerza de carisma y simpatía.
Si bien la gracia del programa está en bucear en el lado B de los famosos que deambulan por él (con la excusa de coincidir con el pensamiento de dos concursantes del público, que tendrían que ser los protagonistas pero pasan inadvertidos), personajes como Arias marcan la diferencia. La frase a completar se refería a alguien en una situación hipotética que había “estallado en risotadas en...”. La respuesta obvia era “velorio”, y aunque Ronnie optó por una opción más escatológica, la palabra enseguida disparó su memoria hacia un extraño episodio del pasado: “Entré a un velorio equivocado y lloré a alguien que no era. ¿Viste que son distintos pisos? Era el tercero y yo estuve como media hora llorando en el primero”. Ni el conductor, Agustín “Soy Rada” Aristarán, ni el resto de sus compañeros podían creer lo que contaba el invitado, mientras este seguía como si tal cosa. Quedó flotando la pregunta: ¿La historia habrá sido cierta o parte del show? Y es que a personajes como Ronnie Arias, con tantas vidas encima, se les cree todo. Y si no, valió la pena igual.
Más notas de El termómetro de la TV
Más leídas de Espectáculos
Novedades en los medios. Paula Trapani vuelve a la conducción y Gómez Rinaldi llega a Magazine
"Fue en aquella mesa". El bar predilecto de Skay y Rocambole, donde Moris zapaba y en el que el Indio y Calamaro escribieron una canción
“Fuimos un poco más allá”. La escena hot entre Florence Pugh y Andrew Garfield que incomodó al equipo de su nueva película
En Nueva York. Las fotos subidas de tono de Tini Stoessel antes de su show con Coldplay