Emma Stone surfea su extrema popularidad con un perfil bajo que solo abandona en dos ocasiones bien concretas: en primer lugar, cuando habla de su trabajo; en segundo, cuando quiere marcar una diferencia colaborando con una determinada causa. En 2018, la actriz ganadora del Oscar por La La Land se sumó a un panel de preguntas y respuestas del Child Mind Institute, y contó su experiencia con los ataques de pánico y ansiedad con los que lidia desde su niñez, más precisamente desde que tuvo un primer episodio a los siete años.
"Fue verdaderamente aterrador y abrumador. Estaba en casa de una amiga, y de repente me convencí de que la casa se estaba incendiando y se iba a quemar. Estaba sentada en su cuarto, obviamente la casa no se estaba incendiando, pero no había ninguna parte de mí que no pensara que iba a morir", relató con mucha valentía. Si bien luego remarcó la importancia de ser diagnosticada a tiempo, también fue sincera y reconoció que, en cierto modo, quería evadir el diagnóstico. "De pequeña ya quería ser actriz y no había muchos actores hablando de ataques de pánico", expresó, en alusión a cómo se estigmatizan las enfermedades mentales.
Cuando comenzó su tratamiento, también advirtió que no era eso lo que la definía. "Soy más que mi ansiedad", se podía leer en uno de los cuadernos de su niñez. Al llegar a Hollywood, se sintió agradecida por su trabajo, ya que abordar diferentes proyectos artísticos colaboró a apaciguar los ataques de pánico. "No tenés que ser actor para superar la ansiedad, pero sí hay que buscar lo que te atrae", aconsejó, y compartió con la audiencia que ese mismo día había sufrido un pico de ansiedad. "No solo lo manejo en terapia, también medito, y me reúno con mi familia y mis amigos", se explayaba hace dos años, en un relato sumamente personal, que decidió hacer público para, desde su lugar, contribuir con la institución que diariamente trata a niños con las mismas condiciones.
Si bien nunca lo ha dicho de manera explícita, lo cierto es que ese deseo de llevar una vida tranquila junto a sus afectos que sea compatible con la exposición de ser una figura reconocida, solo puede llevarse a cabo, justamente, manteniendo ese bajo perfil. No es casual, entonces, que Emma no hable de sus relaciones. Su carrera y su vida íntima van por carriles diferentes, y ella siempre ha sido consecuente con ese pensamiento. A sus 31 años, Stone se posiciona firme ante esa elección de vida.
Stone-Garfield: la pareja popular que no pasó la prueba
Tras un breve romance con el actor Kieran Culkin en 2009, Emma conoció a Andrew Garfield en la filmación de El sorprendente Hombre Araña, el largometraje de Marc Webb en el que interpretó a Gwen Stacy. El rodaje del film comenzó en 2010, y al año siguiente sus protagonistas comenzaban su relación.
Garfield no tardó en manifestar en diversas publicaciones -especialmente mientras promocionaba la película, en 2012- lo que había generado en él la presencia de Stone en el rodaje. "Conectamos inmediatamente cuando arrancó la filmación, nos llevábamos muy bien no solo como compañeros de trabajo sino también como personas. Entre toma y toma nos divertíamos mucho, tanto que yo pensaba: 'Uy, siento que esto es diferente'; pero al mismo tiempo no comprendía qué era lo que sentía. Ella es una mujer que te desafía a mejorar, y ese fue solo el comienzo", se sinceró Garfield con revista Cosmopolitan.
Ese mismo año, en diálogo con Teen Vogue, volvió a describir a su entonces novia como una presencia que lo cautivó. "Fue como si me despertara cuando la vi, durante el rodaje no pude evitar querer estar con ella todo el tiempo, y no perderla", añadió. Por lo tanto, cuando comenzaron a filmar la secuela que se estrenó en 2014, la atención de la prensa estaba puesta en "la pareja popular", y eso no fue del agrado de Stone.
"Entiendo el interés completamente, pero es un vínculo tan especial para mí que no se siente correcto hablar de eso con los medios, así que elijo no hacerlo, y voy a tener continuidad con esa postura", le explicó a la publicación WSJ Magazine.
Un año después del estreno de la secuela, la relación que parecía consolidada, se daba por concluida, y ambos enviaron un comunicado a los medios informando que la separación estaba vinculada a "problemas de agenda". A pesar de la ruptura, los actores se tienen un gran cariño, y conservan una amistad. "Por supuesto que aún se quieren. Siguen teniendo una relación cercana y se llevan bien", contó una fuente cercana. De hecho, en 2017 se cruzaron en los Governors Awards, y en varios eventos de cara a la entrega del Oscar de ese año, cuando Emma ganó la estatuilla por La La Land, y Garfield estuvo nominado como mejor actor por Hasta el útimo hombre. En dichos encuentros, hablaron con tranquilidad y sonrientes, demostrando que todo estaba bien entre ellos, y que se apreciaban enormemente.
"Su trabajo me inspira, y cómo maneja su carrera también. Fue una bendición haber podido ser testigo de su éxito y verla crecer y convertirse en la gran actriz que es. Siempre nos hemos apoyado, y eso es hermoso", expresó Garfield en Vanity Fair.
Dave McCary, "el indicado"
Stone conoció al director y guionista Dave McCary un año después de su ruptura con Garfield, cuando en 2016 participó de Saturday Night Live, y protagonizó un sketch titulado "Wells for Boys", que fue dirigidio precisamente por el cineasta. La conexión entre ellos fue inmediata. Al poco tiempo, comenzaron a aparecer imágenes de salidas, y el noviazgo se oficializó. En sintonía con su postura ante la prensa, Emma logró que esa relación no esté en el radar, y la vivió con naturalidad. Por su lado, McCary siempre compartió ese pensamiento y nunca hizo declaraciones sobre el vínculo.
Por lo tanto, cuando la única noticia que dieron a conocer por motu propio fue el regalo de un anillo de compromiso, la sorpresa fue generalizada. De repente, en diciembre de 2019, en el Instagram del director, se lo podía ver junto a una radiante Emma mostrando el anillo en cuestión, con unos corazones en la captura y no mucho más. En síntesis: el compromiso era un hecho. Posteriormente, trascendió que la boda iba a realizarse en marzo de 2020, plan que se canceló cuando la pandemia de coronavirus llegó a Estados Unidos.
Dos meses después, la actriz habló con Reese Witherspoon en su ciclo online de entrevistas, Hello Sunshine Show en YouTube, acerca de la ansiedad y los desórdenes emocionales que se potenciaron en cuarentena. Sin embargo, a pesar del interesante diálogo, tuvo mayor trascendencia un detalle muy particular: un anillo dorado en el dedo de la actriz.
La boda secreta, el posible embarazo, y el total hermetismo
Como era de esperarse, Stone no se hizo eco de las versiones, pero el 26 de septiembre, allegados a la actriz le confirmaron a Page Six y a revista People que efectivamente se había casado con McCary. De ese íntimo festejo -acorde a las limitaciones por la pandemia- no trascendió ni una sola imagen, algo inaudito para una estrella de Hollywood.
Lo mismo sucede en la actualidad con los rumores de embarazo que se suscitaron cuando los flashes la captaron caminando con su marido en un barrio privado de Los Ángeles. Según informó el portal The Daily Mail, la actriz estaría esperando su primer hijo. De acuerdo a lo que comunicó el medio, la diseñadora de joyas Tova Malibu posteó en sus stories de Instagram que se cruzó con la actriz de La favorita, y que le vio "una pancita de embarazada", que las imágenes parece constatar. Asimismo, se podían ver las alianzas de casados de las que tanto se había hablado meses antes.
"No hablo de mi vida privada, porque siento que una vez que empiece a hacerlo, van a tomar una frase y comenzar a especular, y yo voy a salir desmentir, entonces va a surgir otra cosa... Por eso decido directamente no explayarme al respecto", expresó la actriz hace unos años. Ya sea de una relación de mucha exposición mediática como la que tuvo con Garfield, o del consolidado vínculo que tiene con McCary, su flamante esposo, Stone no va a emitir palabra. Un verdadero soplo de aire fresco en una industria que empuja constantemente a la sobreexposición.
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