Aunque originalmente su función era la de solo acompañar al inspector Clouseau, la popularidad del exótico felino llegó a límites impensados, hasta consagrarse como una de las mayores estrellas animadas de la televisión durante varias décadas
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A comienzos de los años sesenta, el director Blake Edwards estaba embarcado en la dirección de una película sobre un atípico inspector francés. Amante incondicional del humor, el realizador planteaba la saga de Clouseau en tono de comedia, y allí presentaba a un avispado ladrón que medía sus fuerzas contra el disperso héroe de la historia. Ese film se estrenó en 1963, y se tituló La Pantera rosa, en referencia a una lujosa joya que se convertía en el centro de la trama. En la piel de Clouseau, Peter Sellers entregaba una actuación enorme, y un sinfín de recordados gags. Pero al margen del protagonista, en el film debutó otra figura, a priori mucho menos relevante.
Durante la secuencia de títulos de la película, aparecía una pantera animada de color rosa, al ritmo de una melodía pegadiza compuesta por Henry Mancini, el animal se paseaba por la pantalla con actitud muy relajada. Y aunque en el largometraje no tenía ningún tipo de aparición, había algo en su diseño que sedujo a los espectadores.
Según expresó el animador David DePatie, cocreador del personaje junto a Friz Freleng, la pantera nació de forma casi fortuita: “Un día me sonó el teléfono y era Blake Edwards. Él pidió que nos reuniéramos en su oficina, y allí me dio un guion llamado La Pantera rosa. Entonces me dijo que quería que yo diseñara, justamente, una pantera rosa”. De ese modo nació una figura que sería mucho más popular de lo esperado.
Proyecto en rosa
Con el objetivo de tantear las posibilidades de hacer un dibujo de la Pantera, De Patie y Freleng estrenaron en 1964, “The Pink Phink”, que no solo tuvo un muy buen recibimiento, sino que incluso ganó un Oscar en la categoría a mejor corto animado. Los animadores habían tenido buen olfato, y la Pantera podía ser una mina de oro. En los siguientes años, ambos trabajaron incansablemente en ese proyecto, que tardó casi un lustro en llegar a la televisión. Pero conscientes del encanto del Inspector Clouseau, la decisión fue la de convertirlo a él en el eje de la serie. Con respecto a la pantera, De Patie y Freleng decidieron hacerla protagonista de sus propios clips, que iban a acompañar a las aventuras de Clouseau, cuyo dibujo animado, se suponía, iba a ser la atracción principal.
Finalmente, el sábado 6 de septiembre de 1969, llegó a la televisión el primer episodio de El show de la Pantera rosa. Aún hoy, la secuencia de apertura es enormemente recordada, con un niño al frente del Panthermobile, cuyo viaje terminaba en el icónico Chinese Theater de Hollywood, al ritmo de una pegadiza canción. En cada uno de sus cortos, la Pantera vivía aventuras al borde del surrealismo, muchas veces en cortometrajes que coqueteaban más con lo experimental que con los relatos tradicionales apuntados para los chicos. Y eso tenía que ver con que los clips protagonizados por el felino no estaban necesariamente apuntados a los más pequeños de la casa.
En una época atravesada por la contracultura underground, la literatura de William Burroughs y la necesidad de forzar las puertas de la percepción, los animadores de la Pantera idearon un show atípico, que intentaba jugar con ideas sensoriales a través de un medio estrictamente audiovisual. Si bien el show era consumido por los más pequeños, los jóvenes de ese momento también se dejaban llevar por esa propuesta. De esa manera, La Pantera rosa se consagró como un pionero en el campo de los dibujos animados para adultos.
Un éxito en rosa
La Pantera rosa se consolidó inmediatamente como un éxito. Chicos (y no tanto) se reunían todos los sábados a la mañana, para ver los nuevos episodios de este personaje que, poco a poco, se convertía más en la estrella y no tanto en el complemento a las aventuras de Clouseau. Debido a la creciente popularidad de la serie, los animadores crearon nuevos protagonistas que tenían su propio segmento, como La hormiga y el oso hormiguero, las Ranas de Tijuana o Piernas Locas Crane, personajes igual de estrafalarios que no se asemejaban a ningún otro dibujo animado.
Con muy pocos episodios al aire, muchos de los cortos de la Pantera comenzaron a llegar a los cines, una idea que aumentó aún más la popularidad del personaje. En ese momento, los animadores se permitieron jugar con los extremos, y las escenas violentas en la línea de Tom y Jerry empezaron a ser más frecuentes. Pero conscientes de los límites televisivos, cuando esos episodios llegaban a la pantalla chica, la producción los suavizaba con el objetivo de darles un tono más familiar y menos violento.
Legado rosa
El show de la Pantera Rosa duró apenas dos temporadas, emitidas entre 1969 y 1971, y que dieron pie a un desfile de nuevos títulos que mantuvieron al personaje en pantalla de manera ininterrumpida, hasta 1980. De esa forma, a la serie original le continuaron otras de nombre muy similar, como El nuevo show de la Pantera rosa o La pantera rosa y sus amigos. Desde luego que en todos ellos, las características de base eran siempre las mismas, con el personaje central mudo, embarcado en situaciones extraordinarias o al borde del absurdo, casi siempre con risas grabadas de fondo para reforzar el remate de los gags (un recurso para nada habitual en los dibujos animados).
Como no podía ser de otra manera, el éxito de La pantera rosa se trasladó al resto del mundo, y los niños de todas las latitudes se entusiasmaron con esta serie. En la Argentina, la Pantera recorrió varios canales, y durante varias décadas fue una presencia constante en la pantalla de la televisión (incluso a comienzos de los noventa, Telefe arriesgó emitirla de lunes a viernes a la medianoche, antes de dejarle ese espacio a un programa deportivo que empezó en 1992, llamado VideoMatch).
Con el correr de los años, hubo nuevos títulos dedicados directa o indirectamente a ese personaje. Uno de los más recordados llegó en 1984, y fue Los hijos de la Pantera rosa, mientras que en 1993 debutó La pantera rosa, otra serie que apostó por darle al protagonista la posibilidad de hablar, una decisión que no fue muy bien recibida por las viejas generaciones de fans (no así por los chicos de la época, que quizá no habían visto los cortos clásicos).
La última producción dedicada a esta figura se tituló La pandilla de la Pantera rosa, duró solo una temporada y su rasgo definitorio fue la búsqueda por darle a los cortos una esencia similar a la serie original. Y con ese último título, llegó a su final un dibujo animado único en su estilo, que entusiasmó a varias generaciones de televidentes y que presentó a una de las criaturas más originales, únicas e inclasificables de la pantalla chica.
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